martes, 1 de mayo de 2018

Acabarán echándonos hasta de la ONU

Sede de las Naciones Unidas en Nueva York.

Un nuevo triunfo internacional de Zapatero, ese líder mundial al que se lo disputan con uñas y dientes todos los grandes países para que los visite a menudo, y cuyas demandas han convertido la agenda del mandamás socialista en un tomo de 800 páginas, repletas de anotaciones en letra menuda que siempre comienzan por: “Estaríamos encantados de recibirle…”. Lo que significa que a no tardar deberá crear el Ministerio del 11888 y poner como ministro de la agenda al tipo ese del pelucón que se chulea con un bastón en la mano y circula con una moto que incorpora un sidecar a cada lado, que no sería un mal sistema para que el talcualillo que tenemos como “Presi” irrumpiera en los distintos aeropuertos extranjeros; eso sí, a través de un portón diseñado en ese Airbus tan costoso que ahora usa y que debería ser calificado de ruinoso a juzgar por los resultados que obtiene. En efecto, sospecho que el sistema 11888 le reportaría al menos la ventaja de que su presencia sería más advertida —y divertida— y de paso no haría tanto el ridículo.


Para corroborar cuán cierto es el párrafo anterior, digamos que el estadista ZP logró ayer, en la denominada “cumbre exprés” con Buteflika, el mandatario argelino, un nuevo y extraordinario triunfo de alta política internacional. Hasta tal punto fue así, que incluso un diario tan centroide como ahora es el ABC, que sin duda sospechaba la gesta, desplazó a un corresponsal especial para que escribiese la crónica a pie de obra. La impresión de ese periodista ha sido llevada a la primera página (digital) del diario y no se ha dudado en titularla del siguiente modo: “Argelia abronca a Zapatero por su alianza con Rabat frente al Polisario”. ¿Puede ser un político más incompetente y presumir de lo contrario? No, temo que no. Me temo que hemos dado con la máxima demostración posible de incapacidad reiterada. Y aquí no se habla de Argelia como de un vecino cualquiera, sino de ese imprescindible suministrador de gas natural que algún día lejano habrá de ser sustituido por una veintena de plantas nucleares, sistema energético del que los socialistas no quieren ni oír hablar porque se les desmandarían sus tradicionales votantes “ecologetas”, con acento en la geta.


Lo bueno del caso, y lo nefasto para los intereses de los españoles, es que este fulano que nos manda ahora, gobernar es algo muy distinto, no para de salir rebotado de cualquier lugar donde vaya, ni chafársele la guitarra con los dictadores que recibe, pongamos el ecuatoriano Obiang Nguema. Sin ir más lejos, nuestro hombre se presentó no hace mucho en Senegal y lo hizo con la intención de firmar con el gobierno de ese país —previo pago de su importe en ayudas españoles— un importante acuerdo sobre emigración. Pues nada, al final no llegó a firmarlo y se volvió con el rabo entre las piernas; eso sí, dio por válida la ayuda previamente prometida, manifestó que quedaba muy impresionado de las necesidades senegalesas, y por lo tanto aumentaría esas ayudas, y concluyó con la promesa de acoger cada año en España, perfectamente regularizados, a 4.000 senegaleses.

¿Qué clase de gobierno, de una nación de primera fila como es España —eso sí, nación a extinguir— manda a su Jefe a firmar un acuerdo que no esté consensuado hasta la última coma? Respuesta: El de ZP, alias el malévolo y sin embargo pardillo. ¿Qué clase de Ministerio de Exteriores no pide sólidas garantías al país en cuestión, en este caso a Senegal, para que ese documento no sólo se firme a la llegada del presidente español sino que se respete? Respuesta: El ministerio de Moratinos, personaje más conocido en el ámbito diplomático como el “avispado de los desatinos”. Y es que entre ambos guías místicos del mundo mundial, ZP y Moratinos, están cavando un pozo tan profundo en nuestras relaciones internacionales que acabarán por despreciarnos en cualquier lugar decente y no me extrañaría nada que acabásemos por ver, sobre todo ahora que el corrupto Kofi Annan ya no dirige la ONU, cómo se le dice algo así a la Delegación española: “Ustedes pueden marcharse, total para lo que sirven”. Claro que siempre nos quedarán los amigos de la era ZP: Esos tiranos de todo pelaje que integran la “Alianza de Civilizaciones".

Autor: Policronio
Publicado el 13 de diciembre de 2006

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