El socialismo tiene por norma la discriminación. Por ejemplo, desde el punto de vista tributario, cuanto más gana un ciudadano, más porcentaje de sus impuestos tiene que destinar al Estado. Absurdo, injusto, antieconómico... socialista en una palabra. José Luis Rodríguez Zapatero se autoimpuso, nada más ser elegido Presidente de Gobierno, una nueva norma discriminatoria: la mitad de sus ministros tenían que ser mujeres.
Resulta que el secretario del PSC, y todavía ministro de Industria, Comercio y Turismo, José Montilla ha decidido presentarse como candidato a la presidencia de la Generalitat. No vamos a hablar aquí de su porte mafioso, su inoperancia ministerial, su rotundo fracaso en la oposición a la entrada de Eon en Endesa, etc. No... ni siquiera de su permanente tartamudez e indigencia intelectual. Nos limitaremos a denunciar, como liberales y como españoles, el hecho de que porque este mediocre sectario abandone su poltrona -que le queda más grande que un traje de Romay a Torrebruno- tengamos que contemplar que el sucesor en el cargo ministerial tenga que ser, por narices, varón y catalán. Así, porque sí; por las buenas... ¿Acaso no puede una mujer onubense ser tan buena y competente (queremos decir más) como el señor Montilla?
Pero... ¿qué basura de socialismo es este?
Autor: Smith
Publicado el 29 de agosto de 2006

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