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| ¿Alguna vez veremos entre rejas a todos, repito, todos los implicados del 11-M? |
Gracias a nuestro buen amigo Bruno, que en una de sus notas en Batiburrillo hace referencia a la página Debate 21, he tenido la ocasión de leer un breve artículo del intuitivo Joan Valls, cuyo brillante ejercicio ucrónico, titulado ¿Estamos preparados para el 19E? (enlace roto), no es ni mucho menos para tomárselo a broma, toda vez que nos lleva a una lógica aplastante: Ni la izquierda ni el nacionalismo admitirán jamás ninguna de sus reiteradas fechorías. Nos las habemos, sin duda alguna, ante unos partidos reincidentes en el atropello y el golpe bajo, que a mayor antigüedad en la formación política mayor es su creencia de que sólo ellos tienen legitimidad para ejercer el poder a cualquier precio. Decididamente, no son demócratas ni lo pretenden aunque presuman de serlo.
Me gustaría comentar que en más de una ocasión he llegado a la misma conclusión que Joan Valls, sobre todo a partir de que se supo que el PSOE estuvo negociando con la ETA incluso un par de años antes de las elecciones generales de 2004. Este dato, la negociación PSOE-ETA coincidente con las grandes manifestaciones del Nunca Mais y el No a la Guerra, supondría para los buenos entendedores la certificación conspirativa de dos facciones acorraladas -una parte muy limitada del PSOE y la cúpula etarra- que en aquel entonces lo tenían casi todo perdido: Ni las encuestas favorecían a los socialistas de Rodríguez, un fulano impaciente por llegar desde la nada al todo, ni los continuos golpes y desmantelamientos, ley en mano, contra la banda asesina le ofrecían un futuro halagüeño. De modo que, de perdidos al río, frase que en este caso definiría la más absoluta falta de escrúpulos políticos y personales, algo adjudicable de oficio a quienes han practicado el terror durante 30 años, pero no tanto a un gran partido que aspiraba a gobernar una nación de primera fila como es España.
Un río que llegó a empantanarse en los pilares del crimen organizado y que determinó que cada conspirador pusiera sobre la mesa la parte más encanallada que poseía: ETA, los comandos dispuestos al uso del C-4; el PSOE de Rodríguez (no confundir con el socialismo decente), Vera y unos cuantos funcionarios de impune historial delictivo en la trama GAL, que a su vez debían ir abriéndoles determinadas puertas a los etarras y luego limpiando escenarios e intoxicando el ambiente. Se trataba de dejar al gobierno de Aznar por mentiroso y luego responsabilizarle gravemente del atentado, insistiendo en la propaganda que éste se produjo como consecuencia de la intervención española en Iraq.
Así, pues, algo más que revueltos, gorrinos y criminales convinieron en desarrollar a partir de la Cumbre de las Azores, que se produjo justo un año antes de las generales de marzo de 2004, ese plan que los etarras tenían ya diseñado para casos desesperados -incluso con algún intento fallido- y que el asesino Ternera definió como poner 100 muertos sobre la mesa. Parece fuerte, ¿verdad? Parece conspiranoico, ¿no es cierto? Pues hay tres razones de peso que llevan a pensar que una cosa así es posible:
1. Se sigue negociando con la ETA sin que, salvo en la teórica declaración de alto el fuego -la banda dejó de matar (¡casualmente!) en mayo de 2003- nada haya cambiado respecto de sus objetivos. Es más, arrecian las extorsiones, las amenazas y la kale borroka, lo que significa que la calle y la iniciativa vuelve a ser propiedad de los violentos. Mientras, el gobierno socialista legaliza al PCTV, mira para otro lado y nos habla de sus ansias infinitas de paz.
Propaganda, pura y repugnante propaganda de ZP que los que moran en el guindo quieren creerse y los que le hacen el juego a los inmorales quieren que creamos. Debe ser mucho más cierto que los socialistas implicados en el 11-M están cogidos por la entrepierna y es la ETA quien les aprieta en sus partes y les chantajea. De lo contrario aún sería peor -o al menos igual de infame-, porque significaría que a cambio de nada Zapatero le entregará el territorio vasco-navarro a una organización criminal cuyo propósito es implantar un régimen totalitario y asfixiar a casi tres millones de españoles, muchos de los cuales serán expulsados de su tierra (como viene sucediendo) o simplemente esclavizados en su forma de vida. No, no hay gobierno por más siniestro que sea que haga algo así desinteresadamente.
2. Después de más de dos años, los mismos individuos que se echaron a la calle bajo la consigna de Queremos saber o España no merece un gobierna que mienta, han sido incapaces de descubrir la verdad de un atentado espantoso. Todo lo contrario, se han dedicado a ir encubriendo o adulterando la trama de la masacre producida el 11-M. Declaraciones recientes como la del diputado Cuesta, que han motivado la brillante carta de Luis del Pino, dan que pensar en que estos inmorales se sienten ya acorralados y comienzan a suministrarle unos histéricos manotazos al aire en los que la amenaza va implícita. Manotazos en los que -para todo hay que valer- se les advierte el instinto delictivo que les empapa y lo poco que se fían de sus propios jefes. De ahí a que se oiga la voz sálvese el que pueda, no hay más un paso.
¿Conspiranoia? Es posible, pero en todo caso basada en creencias fervientes y a partir de la ley del dos y dos son cuatro. Y esa ley nos dice que ningún gobierno decente y deseoso de aclarar el asunto cuanto antes -¿qué fue del queremos saber?- hubiera dejado el tema exclusivamente en manos de un juez tan poco hábil y una fiscal tan interesadamente incompetente. Un gobierno honrado (y está claro que éste no lo es) hubiera creado en paralelo a la investigación judicial una comisión parlamentaria independiente y compuesta por los técnicos que fuesen precisos. El PSOE no ha propuesto ni de lejos algo así, sino todo lo contrario, porque huye de la verdad del 11-M como de la peste, mejor dicho, como alma en pena atormentada por los espíritus de los asesinados. Los implicados se han encastillado porque, simplemente, no quieren acabar entre rejas o exiliados en Venezuela y luego dando tumbos de dictadura en dictadura, ya que el gorila rojo tampoco será eterno.
3. Y hablando de "entre rejas", sería interesante recordar que al director de El Mundo pudo leérsele este párrafo en su sábana del pasado domingo: Porque lo «impensable-impensable», en términos democráticos, es que pueda quedar en evidencia en sede judicial que un alto cargo policial ha facilitado al Parlamento información falsa sobre un asunto clave del 11-M y el titular del ramo ni siquiera se digne acudir a aclararlo al Hemiciclo. Y lo «impensable-impensable», en términos simplemente éticos, es que ese mismo titular del ramo pueda excarcelar con cinco años y medio de antelación al mayor desalmado, chorizo y sinvergüenza que, según rezan sendas sentencias firmes del Supremo, refrendadas por el Constitucional, ha pisado moqueta oficial durante la democracia sin siquiera obligarle a vaciarse antes los bolsillos.
¿Qué supone la excarcelación de Vera? Si tenemos en cuenta que la misma tarde del 11-M, junto a Corcuera y Barrionuevo, este delincuente visitó al general Galindo, es evidente que nos hallamos ante alguien que mantiene los contactos de la época delictiva y posee información privilegiada sobre las actividades de la ETA y el gran atentado que llevó al poder a Zapatero. Si se considera, además, que Vera amenazó en varias ocasiones con largar cuanto sabe, por la misma regla del dos más dos son cuatro puede llegar a deducirse que lo que este hombre hubiera confesado afectaría de lleno al gobierno actual o a algunos de sus miembros más significados. No ha bastado, por lo tanto, con concederle a Vera un régimen especial que le permitiera ir de vez en cuando a la cárcel, sólo a dormir. No, no ha bastado, ha sido necesario que, contra toda legislación penitenciaria, se le haya puesto en libertad.
En resumen, nos encontramos ante tres grandes cuestiones acerca de las cuales poco se sabe y todo se deduce. Cuestiones que, de aclararse debidamente, podrían llevar al partido socialista y a sus socios separatistas a la situación de extraparlamentarios, porque ningún pueblo decente, y el pueblo español mucho menos, perdonará jamás que algunos llegaran al poder trepando sobre 200 personas masacradas y cientos de heridos. Ni lo perdonará ni dejará de investigar sobre ello, al menos no lo hará una parte de los ciudadanos: La que no teme a la verdad del 11-M, sea la que sea.
Autor: Policronio
Publicado el 29 de agosto de 2006
Publicado el 29 de agosto de 2006

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