lunes, 23 de abril de 2018

Mentalidades silvestres contra el "capitalismo salvaje"

Carlos Ball

Siempre habrá algún imbécil dispuesto a descalificar el sistema económico capitalista con el adjetivo "salvaje". Pero los auténticos salvajes, selváticos y asilvestrados son precisamente ellos, los incapaces de reconocer una obviedad tan meridiana como la de que el libre mercado es el mejor sistema económico de todos los posibles. Daniel Ortega, candidato presidencial del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y una de las figuras más elogiada por la Telefelipa dirigida por los reyes del sectarismo carpetovetónico (Calviño, Iglesias, Sopena...), ha prometido enterrar el "capitalismo salvaje", sistema al que ha responsabilizado de todos los males que padece hoy Nicaragua.


Vivir para ver... Qué culpa tendrá que ver la libertad de empresa, la propiedad privada o el libre comercio con la palmaria inutilidad de los corruptos políticos centroamericanos que llevan décadas y décadas demostrando su inutilidad e incapacidad más absolutas. Para el marxista Ortega los gobiernos neoliberales (?) son los responsables de que más de 800 mil nicaragüenses hayan tenido que emigrar en busca de trabajo y de que el índice de pobreza creció hasta afectar al 80 por ciento de la población.

Ay, Daniel, Daniel... pero qué poquito sabes sobre liberalismo, neoliberalismo, capitalismo y salvajismo. Tú sí que eres un salvaje paleoindio precolombino... Mira Daniel, el "algodón" no engaña... Nicaragua: 80º país mundial en libertades económicas. ¡¡Pedazo de "liberales" y "capitalistas"!! Así que a cada uno lo suyo, y a Nicaragua el intervencionismo, que es lo que predomina en su economía. Y no el neoliberalismo.

Señala Carlos Ball que: “Capitalismo” es un término despectivo, inventado por socialistas del siglo XIX para desprestigiar lo que Adam Smith llamó “individualismo económico”. Los enemigos de la libertad individual siempre han sido muy hábiles manipulando el lenguaje, logrando que la mayoría confíe en los políticos que denuncian la maldad de la empresa privada. Entonces, supuestamente, el político es bondadoso y el comerciante despiadado. Pero como nos explicaba el brillante economista William H. Hutt: “…la competencia no es una fuerza destructiva. Es todo lo contrario. Es el único principio de coordinación en un mundo complejo”. Y Añade Ball: Sin embargo, la izquierda siempre alaba la cooperación y denuncia la competencia, pero resulta que esa competencia que tanto desprecian existe entre empresarios para servir mejor al consumidor. Nosotros no sabríamos decirlo mejor.

Autor: Smith
Publicado el 4 de noviembre de 2006

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