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Ignacio Escolar |
En un "curradísmo" post, Escolar ha arremetido contra Albert Esplugas por haber defendido con argumentos en la mano, la tenencia de armas. Naturalmente que Escolar no da ni un sólo argumento en contra de la tenencia de armas o del empleo de las mismas como acto de autodefensa. El genio de Occidente se limita a escribir (¿lo habrá copiado también de algún sitio?): "no me explico cómo es posible que en España sigamos aún con vida pese a no tener un AK-47 en cada casa con el que defendernos". Y paren ustedes de contar. No busquen una leve disección de cualquiera de los argumentos de Albert Esplugas. Se trataba de dar leña al Instituto Juan de Mariana y al liberalismo, en general. Había que saciar los instintos de la audiencia de la bitácora del colegial, que está aprovechando el post para arremeter mucho contra la persona de Albert y poco contra sus ideas. Al margen de ello, un "preclaro" lector se pregunta "¿Soy el único que piensa que la CIA financia a estos tipos?". Por si le sirve el dato a este "escolarizado", Batiburrillo recibe mensualmente una importante suma de dinero del Mossad. El talón nos viene firmado personalmente por Meir Dagan.
Albert Esplugas parte su razonamiento de : "Las armas de fuego no matan a la gente, lo hacen las personas. Su tenencia no viola per se la libertad de nadie. Se trata de simples instrumentos, especialmente útiles para defenderse. Y los individuos tienen derecho a defenderse". Escolar no dice nada sobre esto. No le interesa. Un bisabuelo nuestro salvó la vida algunos meses antes de la guerra gracias a una pistola que tenía guardada. Varios asaltantes frentepopulistas de corte bolchevique, de esos que a Zapatero tanto le molan, pretendían tomar manu militari la modesta casa con huertecita en la que vivía en un pueblo de Castilla y fueron repelidos a tiro limpio. No hubo ni muertos ni heridos, pero la pistola salvó la vida a nuestro antepasado.
En aquellas jornadas escribía lo siguiente un gran liberal, Salvador de Madariaga:
"Ni la vida ni la propiedad contaban con seguridad alguna. No era sólo el dueño de miles de hectáreas quien veía invadida su casa y desjarretado el ganado sobre los campos donde las llamas devoraban las cosechas. Era el modesto médico o abogado de Madrid con un hotelito de cuatro habitaciones y media y un jardín de tres pañuelos, cuya casa ocupaban obreros del campo ni faltos de techo ni faltos de comida, alegando su derecho a hacer la cosecha de su trigo, diez hombres para hacer la labor de uno...".
Nadie esperaba que los ministros de la Gobernación del Frente Popular, dos guerracivilistas de pro, Amos Salvador y Casares Quiroga, hicieran nada por la defensa de la vida y la propiedad. Y menos si eras católico, conservador, militar, religioso, terrateniente, propietario, comerciante, industrial, etc. Las armas salvaron la vida de miles de españoles. Murieron varios cientos, es verdad, pero quienes no se dedicaban más que a intentar vivir no encontraban más amparo que su propia autodefensa, y la tenencia de armas ahuyentaba a las masas obreristas ávidas de exterminio de "burgueses" y "fascistas".
Cuando Escolar dice "cómo es posible que en España sigamos aún con vida pese a no tener un AK-47 en cada casa con el que defendernos", le podemos contestar que miles de españoles pudieron conservar su vida durante la Segunda República gracias a las armas que guardaban. Por otra parte, la mera idea de delegar toda nuestra seguridad en Rubalcaba, portavoz del Gobierno que maquinó los GAL, nos resulta sencillamente aterradora.
Autor: Smith
Publicado el 11 de agosto de 2006
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