Si desde el punto de vista de un ciudadano liberal-conservador, como es mi caso, pudiera hacerse un catálogo de los principales problemas que afectan a España, pocas dudas albergaría para incluir a la deficiente educación pública en el número uno. Y dentro de esa educación, al desprecio deliberado -cuando no directamente tergiversación- de materias tan primordiales como el conocimiento de la Historia (a poder ser universal y comparada), la filosofía occidental frente a las tradiciones metafísicas asiáticas y el estudio de las grandes religiones.
Sólo es posible justificar una realidad tan lamentable si se considera que la ignorancia profunda de las materias referidas es algo provechoso para el régimen pseudo democrático que padecemos, caracterizado por una partitocracia tan incapaz de aprender de sus propios errores como ausente de cualquier proyecto a medio y largo plazo respecto al territorio que gobiernan los distintos partidos o aspiran a gobernar. Sí, me refiero al concepto emocional que algunos insistimos torpemente en llamar España, pero que otros, con un criterio más modernito y comprensivo reservan esa España para que simbolice al odioso franquismo y pueda ser destinado al improperio: Puta España. Naturalmente, en ese régimen de poder excesivo de los partidos políticos cabe incluir tanto al PSOE como al PP, por no hablar de unas formaciones nacionalistas que han cometido verdaderos genocidios culturales en sus territorios.
Y ya que hablo de educación (falta de) para referirme al problema que, a mi juicio, encabeza el ranking de los males que afectan a España, véase el ejemplo que ratifica mi impresión al respecto: La LOGSE fue cosa de los socialistas, la aculturación del rebaño sin duda convenía a sus alienantes propósitos. Las mentes poco formadas son más fáciles de manipular o influir y el socialismo es, ante todo, manipulación y propaganda. Pero la izquierda no se quedó sola a la hora de practicar la inmoralidad educativa, el PP no le anduvo a la zaga y, en lugar de introducir en sus primeros meses de gobierno una amplia reforma destinada a erradicar el analfabetismo creado en los 14 años de la era González, esperó hasta el último minuto de su segunda legislatura -nada menos que con mayoría absoluta- para aprobar la LOCE (Ley Orgánica de Calidad en la Educación), enviada al BOE el 23 de diciembre de 2002 y que debía entrar en vigor en el curso 2003-2004, año, este último, en el que el socialismo recuperó el poder y la paralizó de inmediato.
La solución a tanta ceguera partidista debe ser la implantación del cheque escolar, método por el cual serían los padres los que decidieran a qué colegio irían sus hijos y cuál sería el tipo de enseñanza que recibieran. No hay lógica más aplastante que otorgarles a los progenitores la capacidad de elección, de este modo se crearía una verdadera competencia educativa, lo que a su vez determinaría la excelencia. Hoy por hoy, no veo a ningún partido importante con el suficiente coraje para incluir una propuesta así en su programa electoral. Es natural que la izquierda rechace una solución semejante, porque correría el riesgo de educar realmente a los jóvenes y que se les desmandasen y alejasen de la Secta. Pero... ¿y la derecha? ¿Qué hace la derecha que no se pronuncia? ¿Acaso duda? ¿Creerá, quizá, que la ciudadanía secunda con optimismo el hecho de ver cómo se convierte a sus hijos en unos lanudos? Pues bien, señores de la derecha, tomad nota de esta cita que alude a la indecisión: Es difícil decidir si la incertidumbre hace al hombre más desgraciado que despreciable.
Autor: Policronio
Publicado el 16 de septiembre de 2006
Publicado el 16 de septiembre de 2006

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