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Comentaba el viernes con harta razón Maite Pagazaurtundua que el trato efectuado por Rodríguez Zapatero hacia las familias de las víctimas de ETA no podía ser considerado como aceptable, partiendo del hecho de que el Presidente frentepopulista hacía distinciones en su propia familia, sacando a relucir hasta la saciedad a su abuelo francmasón y ocultando a su otro abuelo asesinado por la República jacobina de la que tan partidario se siente. En realidad, este episodio no es sino uno más dentro del proceso mental degenerativo de un personaje que, por lo demás, parece querer desplazar a Fernando VII del reinado de los personajes más nefastos de la Historia de España.
Bien. Quedan escasos días para que los catalanes elijan a sus futuros representantes en el Parlamento de aquella comunidad autónoma. Es la hora de enjuiciar la labor de un tripartito que ha generado más tensión y noticias en cuatro años que los anteriores gobiernos de CiU juntos. La mezcla de sectarismo, incompetencia, roviretxismo y ultranacionalismo ha generado un clima de crispación como no se conocía hasta la fecha. Desde el CAC hasta las selecciones autonómicas, pasando por el boicot a los productos españoles o la entrevista del proetarra con los etarras. Y no hablemos de las agresiones que sufren los disidentes con el régimen, ridiculizadas por el siniestro polanquismo de rostro circense. Pues bien, todo lo que se le ocurre decir al responsable máximo de todo este galimatías montado por los ultras de la GenCat es que la gente vote a esa nulidad intelectual y singular atracabancos llamado José Montilla para, atención, arrinconar a la «derecha extrema».
Llegados a este punto, sólo caben dos posibilidades: o Rodríguez Zapatero es un degenerado mental o Rodríguez Zapatero sufre una degeneración mental. Elijan ustedes mismos porque nosotros no vamos a hacer labores propias de psiquiatras para intentar averiguar cómo puede estar tan obsesionado este caballerete, cuyo bagaje cultural no parece llegar a la media del españolito de a pie, con la "extrema derecha", a la que eufemísticamente la llama "derecha extrema". Como si hubiera mucha diferencia entre los nacionalsocialistas del tripartito y los socialnacionalistas del tripartito. Así que no seremos nosotros quienes hagamos mucho por distinguir entre Montilla y la Nocilla. Pringan lo mismo... Y mucho menos en la emergente Naziluña.
Autor: Smith
Publicado el 29 de octubre de 2006
Autor: Smith
Publicado el 29 de octubre de 2006
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