Las lenguas son instrumentos de comunicación. Pero también, cuando son adoptadas en exclusividad por el ideario del nacionalismo, suelen utilizarse como herramienta de destrucción. La mayoría de los nacionalismos más violentos basan su represión en el hecho de poseer una lengua propia.
Este hecho -en principio enriquecedor- parece imposibilitar a muchos nacionalistas radicales la convivencia con personas que hablan otras lenguas. La excusa siempre es la misma: para que no desaparezca mi lengua tu debes renunciar a la tuya, o en caso contrario te la corto y te dejo mudo.
Cuando un nacionalista te prohíbe usar tu lengua te está impidiendo comunicarte. Y, por lo tanto, está atentando contra lo que te configura como ser humano. En su pensamiento dejas de ser una persona con capacidad de juicio, pues ya no reconoce lo que intentas decir. El nacionalismo siempre te animaliza, y una vez que lo ha hecho, nada le impide eliminarte.
En la mente del nacionalista tú eres el malo. Y no puede tener sosiego si sabe que estás ahí.
Autor: Janario
Publicado el 18 de octubre de 2006
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