¿Qué es un progre? A esta pregunta se respondía hace unos días el director del Ateneo de La Calzada, Avelino Alonso en el diario La Nueva España (enlace roto). Un artículo que a continuación transcribimos para nuestros lectores de Batiburrillo. Que lo disfruten, amigos.
Qué es un progre? Pues, aunque todos tengamos en nuestra mente muchos ejemplos de sujetos que encajarían en esa definición, es difícil verbalizar esa categoría. De hecho el Diccionario de la Real Academia no reconoce el término. En todo caso reconoce el uso coloquial del adjetivo «progresista» (del cual deriva inequívocamente la palabra «progre»), cuyo significado se podría aplicar a una persona, o colectividad, «con ideas avanzadas, y con la actitud que esto entraña». Progresista significaría también la pertenencia al partido del mismo nombre, partido liberal de España, que tenía por mira principal el más rápido desenvolvimiento de las libertades públicas.
El Partido Progresista era una formación política española del siglo XIX (su nacimiento coincide con la regencia de María Cristina de Borbón). Se trataba de un partido de ideario liberal-radical, que se oponía al partido Moderado (ambos dos eran partidos liberales, que emanaban de un tronco común, uno usaba como consigna «Progreso y libertad» y el otro «Paz, orden y justicia»). En ese tiempo, los progresistas eran partidarios de la milicia nacional (la mili obligatoria), del jurado popular, de que la soberanía radicase en el pueblo (en los ciudadanos, no en la Monarquía), de la ampliación del sufragio censitario y del laicismo. En suma, el partido progresista pujaba por cambios notorios y rápidos. Espartero y Prim, ambos militares, fueron sus líderes más renombrados. Los «progres» de ahora podrían ser seguidores del partido progresista decimonónico, si no fuera por su negativa a la «mili» obligatoria y el gusto actual por el nacionalismo-regionalista.
Pero, a efectos de su definición, quizá tenga poco interés rastrear la historia del progresismo y sí lo tenga elaborar un decálogo del «perfecto progre», que sirva para realizar un diagnóstico del significado actual del término y de ayuda a los posibles aspirantes en su estrategia de acercamiento al grado. Empecemos semejante tarea:
1.- El progre siempre es de izquierdas, pero poco. Hablando con propiedad, diríamos que no es de derechas, que es más bien un radical. Para él es mucho más cómodo definirse por oposición, por lo que no es y rechaza; si se ve obligado a expresarse en positivo, quedará reducido a una retahíla inconexa de proposiciones deslavazadas.
2.- El progre siempre se opondrá a todo lo que proponga el Gobierno de los EE UU. Porque lo considera la madre de todos los males. Cualquier suceso, o proceso, de nivel mundial y que pueda ser valorado negativamente, se le achaca por sistema al Estado norteamericano. Ello no impide que se siga bobaliconamente su modo de vida y costumbres. Hasta el mismo radicalismo y antiamericanismo del progre es un modo de comportamiento inventado por los yanquis.
3.- Por lo anterior, el progre siempre debe estar en contra de todo lo que haga el Gobierno de Israel. Pues, este último, está mantenido por el Gobierno americano y es su principal aliado.
4.- En coherencia con los mandamientos anteriores, el progre opinará con firmeza que todo lo malo que ha ocurrido, ocurre, o va ha ocurrir en España, en los últimos cien años, es culpa de un partido político de derechas, o de su estirpe. El caso límite ha sido la ola de fuegos que asolaron Galicia, según los intelectuales oficiales, los culpables fueron los miembros de la oposición de derechas, con lo que demostraron su agudeza e ingenio, al tiempo que destreza en la generación de una realidad fantástica.
5.- Por lo anterior, el progre deberá asistir a cualquier manifestación que vaya en contra del, o simplemente moleste al único partido político de derechas que hay en España.
6.- También y para reafirmar su rechazo frontal a la derechona, el progre deberá estar en contra de todo lo que diga la jerarquía religiosa católica. Esto le llevará, en una curiosa voltereta, a rechazar también una parte sustancial de la historia de su país: toda la referente a la construcción de su imperio colonial, que será considerado como la explotación despiadada de unos territorios.
7.- En el caso (improbable) de que no exista ninguna posibilidad de culpar al Imperio, a la derechona o a la jerarquía religiosa, de un suceso o acontecimiento luctuoso, el deber del «progre» es señalar a la sociedad occidental como la causa de los males (del hambre en el mundo, de la sequía, etcétera). Realmente, al culpar a la sociedad descarga la culpabilidad sobre sí mismo, pero, al ser compartida, le toca poco.
8.- Cuando el progre se refiere a su país lo llama las Españas, (esta acepción es preferible a Estado español, que ya está en desuso por su utilización desmedida por parte de los nacionalistas). Nunca lo llames España, pues despide un tufillo franquista realmente insoportable.
9.- Para construir su corpus intelectual, el progre deberá leer «El País» y/o el «As», escuchar la Ser, ver la Cuatro (también puede valer Localia o Canal Plus), comprar a sus hijos libros de la editorial Santillana, comprar libros de Alfaguara y/o consumir cualquier producto cultural del holding mediático, que ha edificado el Grupo Prisa.
10.- Inspirado por ello, el progre siempre será crítico con lo que denominará «pensamiento único», sin darse cuenta de que el único pensamiento que aspira a ser único es precisamente el de su secta.
Estos diez mandamientos se concentran en dos: el progre debe oponerse a todo lo que diga la denominada derechona (de la cual son líderes destacados Bush y Aznar) y, para ser capaz de aceptar esto intelectualmente, el progre siempre tendrá el recurso de recurrir al simplismo (a la perogrullada) o al realismo fantástico, el Grupo Prisa le ayudará en la tarea.
No dude en intentar llegar a ser un progre. No es difícil y tendrá muchas compensaciones. El secreto consiste en seguir la corriente, en bailar al son que tocan. ¡ Anímese!
Texto entradilla y compilación artículo: Smith
Autor artículo: Avelino Alonso
Publicado el 10 de septiembre de 2006

No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios moderados.