A estas alturas no hará falta explicar por qué el miserable rufián que se ciscó reiteradamente en España y en los españoles en un programa de TV3, es una miniterminal (tampoco vamos a concederle más entidad) de odio. Sus palabras ante el afeminado presentador y el chusco auditorio de la televisión separatista respiraban odio por los cuatro costados. Porque, como el de cualquier otro progre, el manual de consignas de este descerebrado, se reduce al odio: odio a España, odio a la derecha, odio a la religión, odio de clases... Llevan más de un siglo instalados en el odio y no iba a ser el rufián este el que sacara de esta dinámica al cutrerío progre.
El caso es que nos acabamos de enterar, vía diario del multimillonario amigo de González, que Pepe Rubianes representará su obra guerracivilista "Lorca eran todos" en el auditorio de CCOO de Madrid al aceptar la oferta de este sindicato para llevar allí el espectáculo que retiró del Teatro Español. Bien mirada, la cosa no es para extrañarse. CCOO son las Comisiones Odiosas que tanto daño han hecho a los más débiles, defendiendo un trasnochado sindicalismo marxista más propio de la Comuna de 1871 que de un sindicato moderno, propio del Siglo XXI, cuyo papel debiera quedar reducido más bien a poco más que la autodisolución. Porque, la verdad, para dedicarse a dar amparo a miserables como el rufián comunistoide ese, lo mejor que podrían hacer estos comisionistas (de "comisión"), es desaparecer de una vez para siempre.
El escaso crédito que tenía para nosotros esta agrupación de funcionarietes paniaguados y obreretes torcidos, ha quedado para el baúl de los recuerdos. Sabíamos, por el carácter marxista y disolvente de su ideología, que los señores de CCOO no podían dar mucho de sí, pero después de este episodio, para nosotros esta gente de ideas decimonónicas, estos sindicalistas comunistoides que tanto daño hacen a España y a la economía, han quedado relegados al último lugar del escalafón de la dignidad moral, si es que alguna vez estaban en el penúltimo. Vaya miserables. Ya no veo ninguna diferencia entre el rufián y las Comisiones Odiosas. Ya lo dijo una vez Felipe: la misma ... son.
Autor: Smith
Publicado el 9 de septiembre de 2006

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