martes, 27 de marzo de 2018

Zapatero me avergüenza

¿Qué pretende Zapatero al colocarse el pañolón palestino (kufiya) mientras, ante su muchacha radical, condena a Israel sin llegar a citar los ataques terroristas sufridos por el pueblo israelí?

Al final lo tengo claro, Zapatero no es un político de primera fila por muy alto que haya llegado, ni por supuesto es adecuado para ejercer la presidencia del gobierno de España, sino que, como mucho, vendría a poseer el temperamento radicalizado de un carguillo sindical inclinado a la añeja lucha de clases o bien la de un afiliado socialista de los de a perra gorda, como los que se pasan las tardes, entre partidas de dominó, maquinando agitaciones en el bar de la Casa del Pueblo y deseando que llegue el fin de semana para poner en práctica, a poder ser en la calle y contra el PP, la orden alborotadora que les habrá llegado de la sede provincial o directamente del secretario de organización del partido, en este caso el muy "ilustrado" José Blanco.


Sí, a juzgar por lo que disfruta en unas provocaciones tan irreflexivas como dañinas, se me antoja que Zapatero es un individuo lo suficientemente alejado del estilo de los gobernantes capaces, o por mejor decir estadistas, hasta el punto de que juraría que sólo es apreciado en el mundo de la radicalidad y el sectarismo más activo y, por el contrario, despreciado en cualquier foro de mandatarios internacionales que posean algún pedigrí liberal. La última evidencia de su talante provocativo, el cual no ha pasado desapercibido en más de una cancillería extranjera, ha sido colocarse en actitud sonriente -incluso las mayores bajezas las comete sonriendo- uno de esos pañuelos palestinos (Kufiya) que el sinvergüenza de Arafat lució por medio mundo, eso sí, pistola al cinto y rodeado de matones.

Lo que ocurre es que Zapatero, no me cansaré de decirlo a ver si así le da por pensar a alguno de los miles de hooligans que le apoyan, es un fulano que desconoce los valores democráticos, además de la diplomacia y el sentido de Estado, por lo que no le importa agraviar a cualquier persona o institución que se le ponga por delante, de ahí que permaneciese sentado ante la bandera de los EE.UU, de ahí que trajese a las tropas de Iraq, incluso antes de la fecha que él mismo había fijado, de ahí que intentase (sólo intentase) afrentar consecutivamente a dos Papas, de ahí que le diese plantón al primer ministro de Polonia, entre otros, de ahí que insultase a la hoy canciller alemana, de ahí que en España no cese de despreciar a las víctimas del terrorismo o del incendio de Guadalajara, de ahí que no se prive de promulgar leyes que atacan directamente al sentimiento de una gran parte de la población, como por ejemplo al disponer que se les inculque a los niños de ocho años esa educación para la ciudadanía que ultraja el sentido tradicional de la familia y hace apología de los papás o mamás repetidos como una fórmula de lo más guay, cuando en realidad debería incidir en lo gay y por lo tanto ser considerada una anomalía, es decir, desacostumbrada o en estricta minoría.

Ahora bien, donde Zapatero es un auténtico aprendiz de brujo -nada extraño si se considera que procede del embaucador mundo del socialismo- es a la hora de la propaganda. Pero no sólo él, también los dirigentes del partido, por muy necios que nos parezcan. Para neutralizar las necedades del okupa de La Moncloa respecto al conflicto entre los terroristas de Hezbolá y las tropas israelíes, a los de la Ejecutiva del PSOE no se les ha ocurrido otra cosa que volver a desempolvar la vieja foto de las Azores. Así, según cuenta ESD, "Si Zapatero hacía referencia a aquellos que promovieron la guerra de Irak, su mano derecha en Ferraz tiraba de lleno contra el líder del PP, Mariano Rajoy, al que además de augurarle una derrota contundente en las Generales de 2008, afirma que lo que le pone es la guerra preventiva y la doctrina Bush".

Pero volviendo al tema principal de este artículo, la falta de sentido de Estado de ZP, se me ocurren algunas preguntas que no me resisto a formular: ¿Qué pretende Zapatero al colocarse el pañolón palestino mientras, ante su muchacha radical, condena a Israel sin llegar a citar los ataques terroristas sufridos por el pueblo israelí? ¿A quién dirige ese mensaje, además de a los terroristas y sus amos los tiranos iraníes y sirios?  Aparte de su propia satisfacción de provocador enardecido, ¿qué espera de nuestros socios europeos o nuestros aliados (¿?) norteamericanos? Yo creo que Zapatero no se ha hecho ninguna de estas preguntas, limitándose a actuar a la contra de cualquier posición equilibrada que beneficie al prestigio España, nación a la que ha cargado completamente de descrédito en poco más de dos años. Por lo tanto, sin contar que tenemos un presidente que en el interior de nuestro territorio no cesa de cometer todo tipo de tropelías, bastaría su torpeza y mala uva en el ámbito internacional como para decirle claramente: ¡No me siento representado por ti, me avergüenzas! 

Publicado el 20 de julio de 2006

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