domingo, 18 de marzo de 2018

Pataleta de los titiriteros

No es posible recordar una manifestación callejera o unas declaraciones con participación de Almodóvar, donde no se haya practicado la farsa (si de teatro hablamos) o la falsedad más agresiva, como cuando acusó a Aznar de intento de golpe de estado a poco del 11-M. Si existe el infierno, allí le estarán esperando frotándose las manos ante semejante "pieza".

Comediantes, faranduleros y juglares amigos de los bienes ajenos, a través de la Plataforma Amigos del Albéniz, (el plataformismo progre que no falte) se han manifestado en la puerta del teatro para evitar su cierre. Hasta aquí todo normal. El problema viene cuando escuchamos al caricaturesco cineasta Almodóvar decir en TVE tonterías del estilo: el teatro es de todos, el teatro es público, se ofrece un servicio público, nadie tiene derecho a... y luego nos enteramos de que el Teatro Albéniz es propiedad de unos señores, el grupo inmobiliario Monteverde, que además, han asegurado que el local seguirá siendo un 'centro teatral, en la línea de que lo ha sido durante los últimos años'.


Con lo celoso que es este Almodóvar, resulta gracioso escuchar cómo convierte, por arte de birlibirloque, la propiedad ajena en pública. Pública quiere decir de ellos, de los titiriteros. Por lo visto, el cerebro del hombre se ha debido quedar en alguna de esas bazofias cinematográficas de Titirilandia en las que se recrea el reparto de bienes entre las criminales hordas anarquistas durante la guerra civil que están resucitando algunos descerebrados. Si no, no se explica el caprichito de estas gentes cuyo ego no puede soportar, al parecer, que los dueños del Albéniz hagan lo que quieran con su local.

La relación de los manifestantes es sencillamente sublime: Pedro Almodóvar, Marisa Paredes, Pilar Bardem, Rosa Regàs, Federico Luppi, Lola Herrera, Aitana Sánchez-Gijón, José Antonio, Berta Riaza, Julieta Serrano, Benjamín Prado, Mario Gas, Vicky Peña, Núria Espert, e incluso la empleada de Gallardón en TeleMadrid, Alicia Moreno. Y no se lo pierdan porque en la más pura dialéctica batasuna, el nacional-socialistoide  Lluís Llach, que no pudo asistir a la concentración, ha impulsado desde otros ámbitos -agárrense, amigos- "la internacionalización del conflicto" del Albéniz. Nótese la dialéctica batasuna del personal. Para echar a correr.

Señores artistas, nuestra recomendación es bien sencilla: sáquense unas fotos en el teatro, escriban un libro y hagan una película sobre el teatro que tanta pena les da que desaparezca y luego esfúmense. Ustedes no son el centro del universo. El derecho a la propiedad, del que son tan amantes cuando de la de ustedes se trata, se lo agradecerá.

Autor: Smith
Publicado el 6 de junio de 2006

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