lunes, 19 de marzo de 2018

Mercado del terror, efecto llamada

Jesús Laínz es seguramente el mayor experto que sobre los nacionalismos hay en España. Toda su bibliografía está dedicada al análisis del ‘bizkaitarrismo’ primero, y del catalanismo en los últimos años. Laínz derriba mitos y desnuda las mentiras con las que los nacionalismos fragmentarios se han venido cubriendo desde sus inicios. Fuente: La Gaceta

Jesús Laínz, además de regalarnos el libro más importante de la democracia sobre las innumerables falsedades del nacionalismo vasco, “Adiós España”, también es un brillante columnista al que siempre apetece leer. Hoy me he bebido su columna en El Semanal Digital, especialmente espléndida a la hora de describir las hipotéticas consecuencias que podrían crearse a partir de los malos precedentes en el mundo del terrorismo. El gobierno de Zapatero no deja de consentirle bravuconadas y fechorías a ETAsuna, regalándoles la impunidad vía Cándido, fiscal que incluso se ha permitido un ataque directo al juez Grande-Marlaska. Que ya se sabe que los jueces "hacen el ridículo" al aplicar la ley. Así, pues, quede claro que en ese lamentable juego de las impunidades, como expone Laínz, pueden llegar a interesarse otros. 


Hace unos meses escribí algo parecido (con perdón) en Batiburrillo, naturalmente con mucha menos calidad argumentativa. Porque así como Jesús Laínz deja clara la principal de las causas de la llamada a rebato a otros facinerosos, como es la impunidad que está concediendo ZP a los terroristas vascos y catalanes —éstos de “baja intensidad”—, yo me limité a destacar las razones que existirían en el caso de seguir por esta pendiente de traición e ilegalidades en la que ahora nos situamos. Quizá, sólo quizá, ambos artículos se complementen. Pero en cualquier caso vale la pena leer la columna de Jesús Laínz, puesto que contiene varios párrafos de una lógica abrumadora. Veamos un par de ejemplos:

... pues con el denominado alto el fuego de ETA y la voluntad negociadora del Gobierno –en flagrante vulneración de las normas del Estado de Derecho que nuestra Constitución dice que es España– pueden abrirse insospechadas perspectivas. Crear malos precedentes suele acarrear serias consecuencias.

¿Y si a alguien se le ocurre que, tras cuarenta años de crímenes del terrorismo nacionalista vasco y para conseguir equilibrar el fiel de la balanza, quizá fuese oportuna la apertura de un nuevo plazo para ejercer una violencia de similares características pero en sentido contrario?

Lo dicho, un artículo plagado de raciocinio que debe leerse y en el que se deja expuesto con claridad que, si se aplica el mismo rasero que usa ZP, el deseo de impunidad puede extenderse a cualquier lugar de España y a cualquier grupúsculo radical y disidente. Porque es lo que tiene rendirse ante una banda de terroristas y pagarles un precio, que automáticamente se crea el mercado del terror y la vieja ley de la oferta y la demanda se sitúa en escena. Y en ese mercado, como en el de la droga, la prostitución o los asaltos a viviendas aisladas, siempre hay malnacidos dispuestos a hacer su agosto o a luchar por unos ideales que cree defendibles a cualquier precio. Cuanto más, si se está seguro de que a uno puede salirle gratis incluso si le pillan con las manos en la masa. Basta con erigirse en interlocutor frente a un Estado gobernado por gente irresponsable. En realidad, como en el caso de los cientos de miles de ilegales regularizados insensatamente no hace mucho, digamos que en el ámbito del terrorismo puede llegar a producirse otro efecto llamada.  

Publicado el 10 de junio de 2006

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