domingo, 18 de marzo de 2018

La voz de la manada

El fin de la Cataluña libre se inició al ser aprobado el aberrante Estatuto de 2006, desde entonces no ha cesado el declive económico y la inestabilidad caótica para formar Govern. Hoy en día (2018), más de 3.000 empresas huidas de Cataluña, así como un ambiente de enfrentamiento entre los golpìstas y los demócratas, dan fe de ello.

Faltan pocos días para que se consagre el inicio del principio del fin de la Cataluña libre con la que siempre hemos soñado los que aquí vivimos y trabajamos. Aquellos de los que el inmerso Pujol, dijo una vez que éramos los verdaderos catalanes. La campaña por el referéndum está  en pleno funcionamiento, las artes de convicción de sus promotores en plena efervescencia y el adoctrinamiento y acondicionamiento psicológico mediático, consecuente e inexorable en sus objetivos manipuladores de la opinión. Nada puede fallar y nada fallará.


Los políticos, únicos beneficiarios de los blindajes y prebendas que se proponen en ese legajo hecho a su medida y vocación de rapiña, son conscientes de lo que se juegan: nada. A fin de cuentas, lo único que nos piden es lo de siempre: permiso para dirigir nuestras vidas a su antojo y coartada oficial para la posterior impunidad de sus actos. En contra de los que anunciamos los peligros evidentes de pérdida de libertad, y aún de nuestra dignidad como personas como resultante de la futura aplicación de ese engendro irracional, xenófobo y totalitario, se esgrime nuestro catastrofismo y anticatalanismo (?) estigmatizándonos como enemigos de la cordura y el seny, incapaces de comprender y menos aún aceptar, cómo podemos rechazar el logro de un reconocimiento a nuestras virtudes y esfuerzos, y en definitiva a nuestra “diferencia” genética -“El catalán es nuestro ADN” (Maragall, México 2004)- que nos hace superiores al resto de los mortales.  De hecho, se extiende la convicción de que sólo un catalán puede comprender a otro. Esa es otra notable diferencia, sin duda.

Mientras nos miramos el ombligo, el tiempo pasa y sucede lo inevitable: que lo que no evoluciona conscientemente, degenera mecánicamente. En contra de lo que nos venden los impostores estatutarios, Cataluña no avanza, sino que retrocede y decae. La ilusión se desvanece, la depresión acecha, las empresas empieza a emigrar. El problema fundamental para ellos (el “konflicto” para otros) obedece a la corrupción de nuestra pureza étnica impuesta por los opresores foráneos de los que hay que librarse a toda costa. Para ello  estableceremos, Estatut mediante,  el destierro y exterminio de lo ajeno y el control despótico y delirante de la manada.  Nadie se confunda.  Cataluña no oprime, se defiende ensayando instrumentos de libertad  como  la policía política de la Generalitat, más conocida por otro sobrenombre de acuerdo a su celo en defensa de los derechos ciudadanos, las oficinas de delación lingüística para descubrir charnegos emboscados, y finalmente la garantía de arrullo y silencio que garantice la exclusión de nuestra conciencia de los peligros del pensamiento disidente. Tres eran tres las hijas de Elena. Ninguna era buena.

El pensamiento “moderno" ajusta sentencias del pasado, haciéndonos saber que el hombre ya sólo es “una unidad de destino en lo fiscal”. Objetivo coincidente de todos los estatutos que en el mundo han sido. Precisamente ese nuevo mundo que despunta, donde borregos, ovinos y simios son equiparados en sus capacidades y derechos, y donde no parece haber lugar fuera del rebaño. Los candidatos a pastores saben que lo importante es la fidelidad y lealtad de los perros guardianes en sana competencia por obtener algún día el privilegio de la conducción del ganado, convirtiéndose así en la voz de la manada a base de soberbios ladridos. Esa manada dócil a la que se concede el derecho a balar de vez en cuando.

Autor: Perry
Publicado el 10 de junio de 2006

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