Pocos posts como este encajan en nuestro apartado "Memoria Histórica para todos". En el día de ayer, y bajo el título "Mi memoria histórica", El Diario de Córdoba publicaba una deliciosa carta escrita por doña Antonia Jiménez López. Al margen del contenido de la misma, con el que coincidimos plenamente, cabe destacar el tono conciliador y el contraste con la actitud de los neo jacobinos gobernantes. Debido a su interés, vamos a reproducir el texto del escrito de esta señora cordobesa:
Mi memoria histórica
Ante el Proyecto de Ley, aprobado el pasado viernes por el Gobierno, en el que se pretende reivindicar la memoria de las víctimas de la Guerra Civil y del franquismo, las del llamado bando republicano, quiero recordar algo que casi siempre se olvida, y es que ese bando fue precisamente el que comenzó practicando la violencia y el asesinato, como en el caso concreto de mi familia.
Mi abuelo paterno fue asesinado el día 6 de agosto de 1932, cuatro años antes del comienzo de la Guerra Civil. Su delito: ser católico y presidente del Sindicato Agrario de un municipio granadino, pero "nunca se distinguió en actuaciones políticas que pudieran concitar en torno suyo odios de ninguna clase, ni había en su vida nada que no le hiciera digno del respeto y de la estimación de sus convecinos". Así lo definía el editorial del Ideal de Granada, de fecha 7 de julio de 1933.
Todo esto ocurría en la recién proclamada II República que ahora se nos trata de presentar como modelo de tolerancia, libertad y democracia.
En las pocas ocasiones que escuché a mi padre relatar estos trágicos sucesos, jamás vi en él la más mínima expresión de odio o resentimiento, aunque sí de un inmenso dolor que no consiguió paliar el paso de los años; pero él había perdonado y con él toda la familia, y jamás habría escrito estas líneas de no ser porque el señor Zapatero, en su afán de reivindicar su memoria histórica, ha despertado la mía, que estaba dispuesta a no hurgar jamás en el pasado que para muchos españoles, de uno u otro bando, fue tan doloroso.
Es la hora del perdón y de la reconciliación y de no abrir nuevas heridas que de alguna forma y con el esfuerzo de todos los españoles trataron de cerrarse durante la Transición.
Y es que para las actuales generaciones que no conocimos los horrores de la Guerra Civil, ésta comenzaba a ser un acontecimiento del pasado, colocado en su contexto temporal como un hecho histórico, siendo totalmente incomprensible el empeño de querer rememorar y hacer presente lo que ya es historia.
Antonia Jiménez López, 3 de agosto de 2006
Autor: Smith
Publicado el 4 de agosto de 2006
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