Intelectuales colaboradores de ABC: Unamuno, Manuel Machado, Concha Espina, Camilo José Cela, Pío Baroja, Azorín, el caricaturista Mingote, José Luis de Villalonga, Ramiro de Maeztu (asesinado), Pedro Muñoz Seca (asesinado), Dámaso Alonso, los Luca de Tena (ABC), Ramón Gómez de la Serna, el periodista Julio Camba, Jardiel Poncela. El autor odiado por la izquierda, José María Pemán, escribió una obra en defensa de la iglesia El Divino Impaciente, que había provocado una subida del anticlericalismo. Concha Espina salvó la vida al adoptar una postura abiertamente nacional como consecuencia de su estancia en zona roja, publicó dos novelas La Retaguardia y La luna Roja. Fuente imagen y texto: Ensayos de Eva. |
Nuestro gran comentarista ElJinetePálido hace referencia a una interesante carta de Ricardo Pascual sobre los intelectuales y la II República, publicada en el diario La Rioja y que a continuación transcribimos para que, en honor a la verdad, se vayan poniendo en su sitio las cosas que los neo-republicanos no dejan de revolver. El idílico mundo educativo-cultural republicano en el que se recrean tussellones, benimellianos, prestonianos y demás patulea sociata rediviva gracias a Kerensky Zapatero es el mundo de Matrix. Cualquier parecido con la realidad es pura casualidad.
En respuesta a José María Gómez de Segura quiero manifestar lo siguiente: Entre los intelectuales que nombró hay varios chekistas. En la calle Marqués de Duero 5, en la casa de Heredia Spínola, previamente asesinado, funcionó la cheka llamada de los intelectuales. Esta cheka dictó penas de muerte contra 800 intelectuales, entre ellos algunos de los que vamos a nombrar.
Pedro Muñoz Seca, Ramiro de Maeztu, Víctor Pradera, Ramiro Ledesma. Exministros de la II República, como Álvarez Valdés, Rico Avello, almirante Salas, Salazar Alonso, Martínez de Velasco, Federico Salmón. También fueron asesinados Valentín Gamazo, fiscal general de la República; Salvador Alarcón Horcas y Ángel Aldecoa Jiménez, magistrados del Tribunal Supremo; Jesús Arias Velasco, presidente de la sala, 11 magistrados de audiencia, 28 jueces de primera instancia, 20 fiscales, 4 secretarios de audiencia, 25 secretarios judiciales, 20 médicos forenses, 175 abogados del Colegio de Madrid, entre ellos el decano Melquíades Álvarez; 30 periodistas entre ellos, el director y subdirector de ABC, el director de 'La Nación', y muchísimos más.
Hubo intelectuales como Maeztu, Ramiro Ledesma, Marañón, Ortega que fueron capaces de otear si la nave de la II República iba por buen rumbo, al servicio del bien común, o por el contrario se dirigía directa a los acantilados, como así sucedió. Cuenta Ortega y Gasset que a punta de pistola le hicieron firmar un manifiesto a favor del Gobierno de los republicanos del Frente Popular. Huyó a Francia y se puso al servicio de Franco. Sus hijos se incorporaron al Ejército Nacional. A Marañón le hacen comparecer ante dos checas. Consigue huir a Francia. Su hijo se incorpora al Ejército Nacional. Unamuno, se adhiere al alzamiento y es destituido de su cátedra en Salamanca. Franco lo repondrá en su puesto.
Pérez de Ayala. Era embajador en Londres. Huye de Madrid y desde París escribe a Franco poniéndose a sus órdenes. Su hijo se incorpora al Ejército nacional. Azorín huye de Madrid y se adhiere a Franco. Pío Baroja huye a Francia y escribe a Franco adhiriéndose. Zubiri estaba en Roma, y se incorpora a la España nacional. Menéndez Pidal huye del Madrid rojo y se va a Estados Unidos, Juan Ramón Jiménez se va a América. Un periodista yanki le pregunta: «¿Por qué se fue de Madrid?» «Salí de Madrid, simplemente para ser libre».
La huida de intelectuales fue cierta, pero de donde huyeron fue del Madrid rojo y no de la zona nacional. Respecto de la enseñanza dice un luchador "antifascista", ahora estudioso de la II República: «El cierre de colegios religiosos creó un vacío mal compensado en cantidad por la construcción de nuevas escuelas y peor en calidad por la improvisación de miles de maestros, a veces, más politizados que expertos en su oficio». Así que el Alzamiento Nacional no truncó ningún potencial intelectual; más bien todo lo contrario.
Presentación: Smith
Carta: Ricardo Pascual
Publicado el 31 de mayo de 2006
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