viernes, 16 de marzo de 2018

Estatuto de Andalucía: ¡Y encima sin derecho al voto para los andaluces!

Finalmente y a regañadientes hubo referéndum en Andalucía, el 18 de febrero de 2007, para aprobar el nuevo Estatuto. En la imagen propagandística que presenta el "intelectual" Zarrías, se destacan los porcentajes de votos del SÍ y el NO, pero lo que no se dice es que el nivel de participación alcanzó solamente el 36,28%. De ahí se infieren dos cuestiones: 1) El escaso entusiasmo de los votantes andaluces ante la nueva norma liberticida y 2) Que en cualquier país con una democracia consolidada dicho Estatuto habría sido rechazado al no participar más del 50% del censo. Fuente de imágen y datos: El diario.es 

El partido socialista de Zapatero, que en nada se parece a cualquier socialdemocracia europea si se juzga a partir del grado de radicalidad que el okupa de la Moncloa usa a diario, al aceptar a trámite en el Congreso el nuevo estatuto de Andalucía acaba de dar el segundo paso de ese proyecto desleal con España que tiene desde hace tiempo entre manos —quién sabe con qué fin— y por el que se pretende establecer por narices, “como sea”, unos nuevos estatutos autonómicos modelo “Desguace”.


Es decir, en ese "por narices" -dicho en versión más del pueblo- se está conculcando de lleno la Constitución, puesto que crea desigualdad de derechos y obligaciones entre los habitantes de una u otra comunidad autónoma; se hace de espaldas a los ciudadanos españoles, que no pueden pronunciarse aun cuando lo solicitaron por escrito más de 4 millones de personas, y además se pretende realizar en contra de todo tipo de consenso con el principal grupo de la oposición, que en este caso representa unos 10 millones de votantes. Mejor dicho, habiendo llegado inicialmente a un acuerdo básico entre el PP y el PSOE andaluces, fue alterado de la noche a la mañana cuando se le incorporaron un centenar de enmiendas subrepticias al proyecto. Eso sí, para lograr su desleal propósito, el socialismo cuenta con el apoyo incondicional de comunistas y separatistas de los más variados pelajes.

Se asegura que ha sido el propio ZP el impulsor de esas enmiendas de última hora al estatuto andaluz y que lo ha hecho para equipararlo al catalán. Lo cual es una forma, definida brillantemente por Rajoy en el Parlamento —dónde si no—, de teñir una prenda de negro para que no se le noten las manchas; tal es el grado de porquería, digámoslo claro, de esa nueva norma catalana que ahora se pretende imitar y que deberá someterse el próximo 18 de junio a la consideración de unos ciudadanos catalanes a los que, visto el nivel de desinformación e intoxicación partidista en el viven desde hace décadas, no les quedará otra opción que aprobarla, siquiera sea por la mínima y tapándose la nariz ante la urna.

Hoy he leído en el editorial de Libertad Digital una información referida al nuevo estatuto andaluz que, lo confieso, me cuesta creer por cuanto de ser cierta la opinión sería ya el colmo de un partido político dispuesto a entrar de lleno en la indecencia y en el método más arbitrario posible; algo nada extraño, por otra parte, si quien ocupa el Gobierno es un grupo de fulanos sin escrúpulos ni moral alguna. El editorialista de LD afirma textualmente: “El PSOE se opone, como no podría ser de otra manera, a someterlo a referéndum en Andalucía, sabedor de que tal delirio se llevaría un serio varapalo en las urnas”.

¿Cómo es posible semejante menosprecio al conjunto de los andaluces? No se habla aquí de un simple villorrio en plena meseta, que también merecería todo el respeto, sino de la región más importante de España en cuanto a población y una de las principales en cualquier orden. De acuerdo en que los socialistas hayan despreciado los cuatro millones de firmas que reunió el PP para que se consultara este tipo de reformas en toda España, al respecto voy a tragarme el sapo de que la Constitución no permite la consulta popular sobre las leyes orgánicas; eso sí, siempre que se me reconozca que lo que ahora se hace no es reformar estatutos, sino crear otros nuevos, lo que también prohíbe la Constitución. De acuerdo en que el estatuto catalán, como mal menor, se someta a referéndum sólo en Cataluña. Pero, ¿qué razones pueden alegar los socialistas, sin que se les caiga la cara de vergüenza, para negarle a los andaluces —¡nada menos que a los andaluces!— la decisión de refrendar o no una ley que les afectará tan de lleno? Aseguraría que ha llegado el momento de que cada una de las capitales de Andalucía se manifieste al respecto. Lo creo de justicia.

Aseguraría, asimismo, que es una ocasión muy propicia para que el Partido Popular ponga cada semana o cada quincena, alternativamente, uno o dos millones de andaluces en todas y cada una de sus grandes ciudades, pidiendo allí algo esencial: El derecho de los ciudadanos a decidir por sí mismos, sin que a la hora de aceptar la principal de sus normas, el Estatuto de Autonomía, haya contado mucho más la opinión de un parlamentario de Esquerra, el Bloque Gallego o el PNV, por ejemplo, que la de los propios ciudadanos andaluces sobre los que recaerá una ley tan liberticida como la catalana.

PD: Conforme a sus respectivos estatutos, Cataluña debe recibir según su PIB y Andalucía según su población, entonces ¿a quién le tocará pagar? ¡Esto es de locos y ya se conoce al personaje que dirige el manicomio! 

Publicado el 24 de mayo de 2006

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