lunes, 12 de marzo de 2018

Bienviníus a Batiburrillu, la bitácura del jhuturu

Siempre hay un grupo de "zumbaos" dispuestos a secundar las causas más disparatadas. 

Es evidente una vez más que con su actitud iconoclasta y despreciativa ZP mantiene abierta de par en par la caja de los truenos, dicho en lenguaje sencillo para que alguien tan pedestre como el okupa de la Moncloa, o sus cegatos seguidores, puedan llegar a entenderlo. Una nueva prueba de que en la España zapateril vale todo, absolutamente todo, viene reflejada en la página denominada “Aicion pol cantabru”, cuyo enlace precisamente me lo ha remitido por correo un cántabro de valía, de los que con su trabajo diario honran a su región y a España. Mi admirado cántabro añade en su correo un pequeño texto que reproduzco en parte: “Si pensabas que ya habías escuchado o visto todas las chorradas posibles sobre peculiaridades lingüísticas de la España plural, estabas equivocado, amigo”.


Copio ahora el primer mensaje que aparece en la Web en cuestión: “La empresa mas emportanti que tién d´apetar el puiblu cántabru nel su jhuturu prósimu es la reconocencia de la su língua, y la adoción d´ésta cumu meyu despresivu, cultural, colómicu, etc. Si estu non acontez, bremos ascuegíu librementi ´l muestru arruchi cum´ identidá diferienti, dandu ´l pasu mas emportanti cancia la esapareción cumu puiblu. Non solu esmanaremos lu asganzáu jhasta abora, sino qu´esmanaremos las oportunidáis de desendolcu jhuturu justas por drechu”.

Esto es la locura, ni siquiera en tiempos de la Primera República, cuando comenzaron a crearse cantones que se decían naciones y que en sus documentos constituyentes proclamaban el derecho a defenderse de sus feroces enemigos (el pueblo de al lado), hacia los que arrojaban promesas de exterminarlos, se llegó a un grado tan palurdo y ramplón de singularidad ficticia. En efecto, los promotores de aquellos estados cantonales hicieron el ridículo más espantoso, pero en el caso de los creadores de lenguas “al dente” se está llegando al esperpento.

Véase, si no, esa especie de guerra entre Galicia y Extremadura, mejor dicho, entre sus impresentables y caóticos gobernantes, a propósito de la “fala”, una jerigonza residual que practican cuatro extremeños y que a los nazis del BNG les ha servido para declarar sagrada tierra gallega el lugar donde se habla. ¿Dónde vamos a llegar con estos materiales de deshecho? ¿Qué tipo de cimientos estamos preparando —acaso socavando— para la España del futuro? ¿A qué clase de Babel de todo a 100, como preludio de una guerra abierta de todos contra todos, nos está conduciendo la falta de criterio y de vergüenza de un gobierno socialista que disfruta desestabilizando por doquier, permitiendo que se haga o pactando sin complejo alguno con los desestabilizadores? 

Publicado el 4 de mayo de 2006

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