La verdad es que uno empieza a cansarse de las ideas banales, las posiciones demagógicas, los análisis coyunturales y la decadencia mental de la actual España. Un ejemplo claro lo tenemos con uno de los elementos que se han puesto de moda en el mundo de la política: la "crispación". Desde el final de la legislatura pasada venimos asistiendo a las frases al uso de "Aznar crispa", "Acebes y Zaplana crispan", "La COPE crispa", "FJL crispa", etc. Yo crispo, ustedes crispan, nosotros crispamos, pero -naturalmente- la izquierda más o menos marxista, los neofederalistas asimétricos y los separadores nacionalsocialistas, éstos, por lo visto, no crispan.
Partidos políticos al margen, tengo para mí que dos son las grandes fuentes de crispación del presente momento: el nacionalismo y el retorno al pasado. Nadie puede sacarnos de esas ideas. Que cada cual saque sus consecuencias, pero a nuestro juicio no podemos llamar crispadores a quienes no hacen sino plantar cara a los que quieren cambiar el statu quo democrático y constitucional que, después de dos siglos de luchas y desgarros internos, había dado un periodo de estabilidad democrática inigualable.
Es por ello por lo que:
1) Por una parte: financiar desenterramientos de cadáveres, dar palmaditas en la espalda a los genocidas, pagar deudas inexistentes a la UGT o a la masonería, perpetrar el expolio del Archivo de Salamanca, apoyar campañas de Memoria Hist(é)rica si más sentido que el rencor y el partidismo, montar campañas de acoso y derribo a los historiadores derechistas, publicar informes sobre la deuda (?) pendiente (??) con las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo, instalar en un cementerio una placa con los nombres de las víctimas de la represión "fascista", entregar el doctorado honoris causa por la Universidad Autónoma de Madrid a un asesino, realizar homenajes a brigadistas de corte estalinista...
2) Por otra parte: querer cambiar el oden nacional, defender el expansionismo catalán, crear un órgano de represión audiovisual en Cataluña, tolerar reuniones terroristas en Vascongadas, potenciar selecciones deportivas regionales que fusilen a la nacional, que la “Fira” (antigua Feria de Muestras) de Barcelona, un organismo público dependiente del Ayuntamiento, la Generalidad y la Cámara de Comercio, haga una llamada al boicot contra productos españoles, caminar por la senda de la balcanización, hacer el boicot a los JJOO de Madrid del 2012, poner el deporte al servicio del nacionalismo, reunirse con ETA para hablar del futuro de los españoles, querer obligar además de al castellano, a que el catalán, el gallego y el vasco tengan carácter de lengua oficial en el Estado español...
Por todo ello, repetimos, creemos que dos son las fuentes de crispación en España: el radicalismo guerracivilista y el nacionalismo secesionista. Los demás están donde estaban. Con la Ley y la Constitución en la mano. Sin crispar y mostrándose leales al consenso constitucional.
Autor: Smith
Publicado el 25 de enero de 2006
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