Navegando esta mañana por Internet, nos hemos enterado de una noticia que nos ha causado tanta perplejidad como desagrado. Por lo visto, la izquierda asturiana no olvida su "gloriosa" época revolucionaria de los años treinta, cuando hizo de 1934 el año de la resurrección de la Comuna de París, y ha exigido la destrucción o, por lo menos la desaparición, de las piezas que componen un monumento público de recuerdo a la Gesta de Oviedo.
A nosotros, como a Esteban Greciet, de Asturias Liberal, nos parecería justo que tal medida se tomara si a la vez se eliminaran el recordatorio de San Pedro de los Arcos en memoria de la joven combatiente de 1934 Aida de la Fuente o se suprimiera el nombre de Purificación Tomás dado al parque de Monte Alto en Oviedo, o bien los de las calles gijonesas dedicadas a los comunistas Carlos Marx, Dolores Ibárruri o Santiago Carrillo, responsables del derramamiento de tanta sangre por el mundo.
Pero, ¿de qué va esta izquierda? Si tan interesada está en remover el pasado, que lo haga con equidad y justicia. Y si tan partidaria es de quitar el rótulo de una calle dedicada a Calvo Sotelo, asesinado por un comando de la la Guardia de Asalto de la República en conchabanza con varios milicianos socialistas y comunistas, suponemos que en aras a esa equidad, a la memoria histórica y a la justicia para con nuestros antepasados, no tendrá mayores reparos en eliminar los nombres de las calles dedicadas a auténticos pistoleros como Santiago Carrillo o quema iglesias como González Peña. Pero vamos, que lo liberal, lo justo, lo democrático sería dejar las cosas como están o dedicar monumentos y calles a los representantes de todas las ideologías del, por fortuna, cada día más lejano -¿o no?- ayer republicano.
Autor: Smith
Publicado el 23 de enero de 2006
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