El ministro que no ha dimitido todavía de su cargo, porque no tiene moral, porque si la tuviera nunca habría aceptado llevar las riendas de un ministerio, no ya por sus corruptelas económicas pasadas y presentes, sino porque no es más que un mediocre "bachiller" sin preparación alguna más que para el trinque a go-gó... el inmoral Montilla, en dos palabras, ha dicho que "algunos personajes amorales, como Pedro J. Ramírez y Federico Jiménez Losantos, servidores de la "derecha más extrema, utilizan sus medios de comunicación para mentir y atacar la libertad de expresión".
No hiere quien quiere, sino quien puede, señor Montilla. Usted, Montilla, no es persona, es personaje. Y se le nota. Todo pura fachada y poco más. Sus cualidades profesionales son nulas, aunque las de manijero sean de master en Harvard. Si no, no hay explicación alguna para que alguien tan mediocre haya llegado hasta donde ha llegado, ni para que el Ministerio de Industria Turismo y Comercio haya caído en manos tan amorales e inmorales.
Al señor Montilla le duele que la verdad haya salido a la luz pública. Porque a su corrupta persona y a su corrupto partido les atañe. Pero también porque Montilla no es un demócrata. Al ministro le gustaría que todo el cenagal que rodea su siniestro pasado en el PSC quedara desconocido, oculto e inerte en el fluir de los tiempos. Pero mire por donde que va a ser que no. Que se va a conocer todo el trinque, mangoneo y choriceo que se trae entre manos. Que la verdad, gracias a PJR y FJL y a mucha otra gente va a salir a la luz. Porque la verdad se asocia a la luz y la mentira a las tinieblas. Tinieblas en la que los inmorales como Montilla no nos van a sumergir.
Autor: Smith
Publicado el 13 de noviembre de 2005
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