viernes, 2 de febrero de 2018

Miedo a volar


El propietario de aquella rara ave de plumaje y origen exótico lo había probado todo para que su mascota se hallara feliz en su nueva jaula. La mejor comida, el mejor ambiente y los mejores cuidados. Aún así, el ave permanecía taciturna y apática. Los magníficos y espectaculares trinos que la distinguían, brillaban por su ausencia. Su dueño lo había probado todo sin conseguir levantar el ánimo del animalito. Alguien le hizo notar que, probablemente, su decaimiento era fruto de su soledad, ya que esa especie necesitaba de la compañía social de sus congeneres para sentirse en su salsa y por ello le recomendó que tratara de buscarle, al menos, una pareja.


Así pues, el preocupado dueño viajó al remoto país de origen del ave, con la difícil misión de encontrar consuelo y solución a la tristeza de su animal de compañía. Finalmente y tras mucha paciencia, pudo localizar un ejemplar de la misma especie que trinaba gozoso en la copa de un árbol. Esperanzado, relató al pájaro la triste situación de su compañero rogándole tuviera a bien acompañarle para devolver la alegría de vivir a su hermano y compañero. El bello pájaro escucho atentamente en silencio la petición del viajero. Pero al finalizar éste el relato de la situación, el animal lanzando un último sonido agónico se desplomó muerto a los pies del confundido propietario.

Una vez regresó a su casa, desalentado, relató a su propio pájaro sus esfuerzos por encontrarle compañía y de que manera únicamente había conseguido provocar tanta tristeza en su lejano y sensible pariente que este había muerto al conocer su soledad. Este, tras escucharle, lanzó un grito y se desplomó también muerto en el fondo de la jaula. Conmovido, su dueño, abrió la jaula y recogió entre sus manos el cuerpecillo inerte de su querido animal, llorando su pérdida. Pero, en ese momento, el pájaro revivió levantando el vuelo y desapareciendo rápidamente entre las nubes, mientras su inconsciente y sorprendido dueño se daba por fin cuenta de que había sido utilizado únicamente para transmitir el método de escape de su rehén hacia la libertad. 

Este cuento, de origen sufí según creo, viene a mostrar una forma de transmisión de conocimientos, en la que lo que menos importa es que la información útil deba tener sentido para sus meros transmisores, en tanto llegue a los destinatarios que realmente puedan aprovecharla. De hecho, la información objetiva y sin contaminar por los mensajeros existe, y sólo es cuestión de interpretarla correctamente en su contexto eludiendo detenerse únicamente en la contemplación y examen del envoltorio físico en que se ha suministrado. Lo habitual, es que ese envoltorio se fabrique con suficiente atractivo para que lo que contiene, no pueda perderse y llegue así a perdurar en el tiempo con independencia de los couriers casuales e inconscientes que puedan transportarla. Debemos tener cuidado al interpretar los mensajes que nos llegan.

En el cuento anterior, ¿quién pondrá en duda la buena voluntad y el amor por los animales demostrados por el dueño del pájaro, que aparentemente sólo buscaba su bienestar? La realidad es muy distinta. Un ave fantástica, cautiva y privada de su libertad para solaz de su carcelero e impedida para poder alcanzar y ejercer su destino vital: volar en libertad.  Un uso egoísta y privado de lo que no nos pertenece.  Es fácil justificar cualquier acción nombrando para ello palabras contra las que nadie sensato puede estar en contra: paz, libertad, solidaridad, justicia, respeto, etc..., creando un envoltorio ad-hoc que oculte la realidad. Dudo de que el dueño se hubiera tomado la molestia, de conocer de antemano el riesgo de perder de vista al pájaro.

Rodríguez, y todos los que le siguen, justifican de continuo el confinamiento controlado de las aves (en nuestro caso, de corral y gallináceas por más señas), en base a la supuesta conservación de la especie, revistiendo de proteccionismo altruista y altos ideales lo que es simple intervencionismo y sometimiento a su voluntad personal. Especializado en envolver regalos envenenados a base de hacer un uso perifrástico de las palabras, se permite transformar el bíblico “La verdad os hará libres” en “La libertad os hará verdaderos”, sin que en realidad ni verdad ni libertad hayan figurado jamás entre sus objetivos. Un nuevo Jesucristo Superstar, un nuevo Mesías interpretador del mensaje cósmico y eterno. No es soberbia, sino sabiduría.

Pero Rodríguez no es precisamente un filósofo, Maragall y Carod tampoco. Rectificar su habitual discurso marginador tan sólo con el fin de aparentar moderación y voluntad de entendimiento, en vistas de que las cosas pueden torcerse para sus pretensiones, invitando a seguir a los que de ellos disienten el camino a imitar, es cuando menos un falacia hipócrita de difícil digestión. Incluso los que presumen de filosofía como el mensajero Savater, distan mucho de llegar algún día a figurar junto a Aristóteles en la Historia por sus aportaciones al razonamiento sobre la esencia del ser humano. Todos ellos coinciden en sus corruptos, sectarios e interesados discursos que sólo tienen como fin la consecución de sus propios objetivos mediante la ocultación sistemática de intenciones y la negación contumaz de lo que sea cuando se les atrapa “in fraganti” en el delito. Todo ello, “por nuestro bien”.

Estamos inmersos en un tiempo de estafas y falsificaciones de todo tipo ante nuestras propias narices, sin que seamos capaces de inmutarnos. Sin embargo preferimos creer en la buena voluntad de los dueños temporales de la jaula, porque en el fondo nos aterroriza usar de nuestra libertad para levantar el vuelo. Preferimos y nos conformamos con el alpiste transgénico que nos sirven.

Autor: Perry
Publicado el 17 de noviembre de 2005

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios moderados.