Hemos empezado la semana con un Jiménez Losantos que parecía deseoso de reconciliarse hasta con su propia sombra y, desde luego, con el más feroz de sus enemigos. Hasta 967 veces y media le he oído decir esta mañana que los militares como mejor están son calladitos: esta por mamá, calladitos, esta por papá, calladitos, esta por Rubalcaba, calladitos, esta por ZP, calladitos... Para mí que a este hombre, el tal JL, se le han agarrotado un poco las pastillas de freno durante sus tres semanas de vacaciones y ha perdido valoración de fondo o perspectiva. Pues mira, majete, yo más bien pienso lo contrario. Como resulta que la oposición está maniatada para frenar las desastrosas actuaciones del gobierno socialista y las de sus socios chantajistas, y como igualmente sucede que el militar de mayor rango, el rey, no dice esta boca es mía y se limita a pedir unidad, que es como beberse un botellín de agua sin gas para calmar el hambre de tres días, alguien debe comenzar a decir dónde está el peligro (estatuto catalán) y por qué (cuestión lingüística) se están creando en España una serie de barreras infranqueables entre los ciudadanos de una y otra región. Y eso es lo que ha dicho el general Mena y por eso lo ha dicho.
Por otra parte, ¿qué sentido tiene reiterarnos unas cuantas veces, como has hecho hoy, que el título 8º de la Constitución fue un apaño o una concesión a los militares y, acto seguido, como si no se tratase de otro apaño casi del mismo rango, recordarles a ellos la obligación de mantener en silencio sus opiniones? O no te he entendido esta mañana, JL, o has querido estar tan exquisito... con los de enfrente, que al final hasta Recarte ha tenido que llamarte al orden durante la tertulia y estoy seguro de que, de haber podido, te hubiera mandado 8 días de arresto domiciliario a ver si te ponías al día.
Lo que de verdad podríamos considerar un apaño en la Constitución, mejor dicho, una estupidez, fue la inclusión del término nacionalidades y la creación de unas comunidades autónomas con vocación de nacioncitas. Ni siquiera la Constitución republicada hablaba de nacionalidades en sus páginas, se refería siempre a regiones. Por cierto, JL, ¿ya sabes que en esa Constitución republicana se permitía a los militares que presentasen su candidatura a diputados sin necesidad de renuncia previa a la milicia? Pues por si no lo sabes te diré que el propio Franco, toquemos madera, decidió presentarse en las elecciones del 36 por la provincia de Cuenca, lo mismo que José Antonio (más madera). Lo que ocurre es que el falangista, si mi información es fidedigna, decidió vetar a Franco de la candidatura derechista, ya que ambos compartían una coalición auspiciada por la CEDA. Huelga decir que de bien poco le sirvió al pobre José Antonio, porque en el pucherazo tremendo que practicó la izquierda en el poder a la hora de recontar las papeletas de Cuenca y Granada, decidió la invalidez del acta de diputado de José Antonio, que había ganado, y que a pesar de ello debió permanecer en prisión y allí murió asesinado al cabo de unos meses. De modo que nadie pide que los generales se presenten a diputados en las elecciones y hagan campaña electoral los fines de semana, reincorporándose a sus capitanías de lunes a viernes, pero de eso a no dejarles hablar a favor de la Constitución... Ejem, ejem.
A lo que iba. Tal y como he creído entenderte, admirado JL, tú propones un silencio poco menos que sepulcral entre los militares porque el estatuto catalán aún no se ha aprobado. Lo que me da a entender que confías en que no llegue a aprobarse y ello, a su vez, puede significar que dispones de algún tipo de información confidencial que por razones de prudencia nos hurtas a tus oyentes. Porque si no es así, o definitivamente no te parece correcto que los militares hablen en defensa de la Constitución y la unidad de España, ojo, digo hablar y nada más, o eres muy legalista para unas cosas y para otras no tanto. Y no nos olvidemos que conviene tratar las enfermedades cuando aún tienen remedio, porque una vez extendido el mal (estatutos zapatutos para tutos) se produce la metástasis y entonces el asunto no tiene remedio y hay que recurrir a sajar en carne viva y con el “espadón” en la mano. Y eso si que no me parece bien en los tiempos que corren. ¿No será mejor, pregunto, dos o tres toques oportunos (siempre verbales) para que reculen un poco los liberticidas? Si la respuesta es: “No hay más remedio que esperar a que esto se pudra”, como me parece haberte escuchado esta mañana, puedes ahorrártela.
Publicado el 9 de enero de 2006
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