Paris 2005 |
Imagínense por un momento que Jacques Chirac y su decadente camarilla política deciden solucionar el problema insurreccional surgido en los estertores de su mandato, con el mismo tipo de medidas que suelen aplicar al conflicto árabe-israelí. Por ejemplo, que los inmigrantes del Norte de África terminaran teniendo su propio mini-estado en medio de Europa. Nadie sueñe que los franceses iban a ceder Niza, Marsella o París. Burt Prelutsky señala con una finísima ironía que seguramente crearían el "Estado Paristino" en Luxemburgo, Liechtenstein o, quizás una vez más utilizarían como moneda de cambio Checoslovaquia, que ahora son dos estados.
Porque, bromas aparte, ¿cuántas veces hemos oído a los eurosociatas y tranzy-progres que el Estado Palestino era la solución definitiva para aplacar las iras de los musulmanes más sangrientos? Ya tienen su estado. ¿Y ahora, qué? Josep Farah es contundente en esta cuestión: tantas clases de democracia que Francia iba dando por el mundo, tanta alianza de civilizaciones y exigencias para que Israel cediera territorios a cambio de paz, que es de suponer que, de enquistarse el problema, los franceses cedan urgentemente una parte de su territorio para acoger un estado árabe en Francia. Si no estamos ante unas revueltas juveniles inconexas, sino ante una intifada francesa, no hay otro camino. Es que han sido tantas las veces que Francia nos ha venido con el cuento de la paz entreguista en Oriente Medio...
Buena parte de culpa en toda esta movida la tienen Bush y Rice. A pesar de sus valientes decisiones geoestratégicas, lo cierto es que, durante años, nos han estado bombardeando con la cantinela de que el Islam es una religión pacífica y de buena voluntad. Nosotros no lo tenemos tan claro. No sólo los teóricos del islamismo, sino los propios ideólogos izquierdistas, se han afanado en justificar los atentados terroristas de Oriente Medio, Europa y América. Todo es válido para arrojar basura contra Occidente. Toda una legión de intelectuales orgánicos, adaptados a lo políticamente correcto, buscan infinidad de causas racionales para explicar la violencia de los integristas: desde la injusticia económica hasta el imperialismo americano. Mientras tanto, los mulás siguen predicando sermones de muerte al infiel por todo el mundo árabe y permanecen con la daga desenfundada, mucho más en el siglo XXI que en el VIII.
Habrá que preguntarse si ha sido positivo dejar que los inmigrantes que han ido llegando no se hayan sentido obligados a asimilar mínimamente la cultura francesa para que se sintieran un poco franceses. Luego, pasa lo que pasa. Veremos qué sucede en las próximas horas, porque están anunciadas algunas manifestaciones a modo de reacción contra tanto terrorismo callejero.
Autor: Smith
Publicado el 10 de noviembre de 2005
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