La nacionata Mieras

La exconsellera de Cultura Caterina Mieras, quien cuando permanecía en el cargo era partidaria del: cara (diálogo), gano yo; cruz (consenso), pierdes tú.

Recibo un correo electrónico, procedente de mi sobrino Daniel, que no me resisto a publicarlo en Batiburrilo. Creo que está redactado a partir de la noticia que puede leerse en Libertad Digital: “Mieras dice que no es comparable la devolución del Archivo de Salamanca y la de bienes religiosos a Aragón”. Claro que no es igual, tipa lista, porque ahora lo que toca es que vosotros abráis la mano y devolváis algo que no os corresponde y que habéis comenzado por catalogar indebidamente, en plan buitre y para blindarlo al más puro estilo nacionalista, o sea, con alevosía. 

Pero lo que debías saber, nacionata, es que al juego de reivindicar que vosotros practicáis, echándole cuanto más morro mejor, sabemos jugar todos y en todas partes. Y en Cataluña no son pocos los objetos de arte o documentos que sin derecho alguno o procedente del latrocinio llenan los museos. ¿Qué me dices, so tipa, del Archivo de la Corona de Aragón? Reclamada su parte por la Comunidad Valenciana. ¿Qué de la carta fundacional de Orihuela, de hurto probado en su día y reclamada innumerables veces por su ayuntamiento? ¿Y del Museo Arqueológico de Cataluña?, donde se exhiben un montón de piezas de origen visigodo que pertenecen a la provincia de Jaén. ¿O del Museo Marés?, con obras castellanas de dudoso origen. 

Pero no, lo vuestro es exquisito, como todo lo nacionalista. Pues déjame decirte a ti y a los que son de tu calaña que lo que vosotros tenéis es una poca vergüenza que no podéis con ella. Pero claro, así os va en la vida, a todo tren. Y lo que te rondaré morena con el irresponsable que nos ha caído en el gobierno de España, que para la posteridad dejo anotado que se le conoce como ZP. Ahora, eso sí, que sepas que cada día se os desprecia más a los que vais por la vida de nacionalistas falsarios, es decir, pidiendo justicia en unas cosas y aplicando justo lo contrario cuando os corresponde concederla. La justicia, se entiende, no la cara dura. 

Publicado el 1 de febrero de 2006