El régimen nacionalista catalán está sustentado en un gran pilar falsario: el catalán es el idioma propio de Cataluña. En efecto, para el nacionalismo sólo es el catalán. Ningún otro idioma es propio de esa tierra, por ejemplo el castellano, aun cuando más de la mitad de la población lo tenga por materno. Alrededor de ese axioma sagrado de la lengua propia, en realidad tan insostenible como los ídolos del paganismo, gira toda la vida política y normalizada de la supuesta nación catalana: los debates parlamentarios, la enseñanza a cualquier nivel, las administraciones de la Comunidad y los ayuntamientos, las actividades culturales que merecen alguna subvención oficial con el dinero de todos (catalanohablantes o no)... e incluso la religión.
Sí, la religión, puesto que el catolicismo en Cataluña, en contra del espíritu ecuménico que debería poseer, es nacionalista pertinaz mucho antes que cristiano y por lo tanto no duda en mostrarse beligerante con el enemigo exterior -España- que supuestamente lo oprime. Eso sí, se finge malherido cuando alguien airea sus escandalosas vergüenzas y exige respeto mientras destina todo su desprecio a más de la mitad de una población que no considera propia a causa del idioma que utiliza. Un hecho éste, el desprecio -quizá sería más adecuado el término humillación-, perfectamente reflejado en la proporción de misas y sacramentos destinados a los fieles impropios, como se demuestra mediante la evidencia de que en el 94% de localidades catalanas no es posible asistir a misas en español.
Jaime Balmes, catalán de Vic, sacerdote y precursor en la crítica de ciertas posturas aborrecibles, nos dejó una frase que merecería ser enmarcada: Sucede muy a menudo que el hombre se engaña primero a sí mismo, antes de engañar a los otros. Si hay una ideología política cuyos adeptos viven en el autoengaño permanente, sin duda alguna es el nacionalismo, puesto que no sólo elabora una patria a partir de ideas tan descabelladas como engañosas, sino que precisa localizar enemigos y declararse víctimas de ellos. Y claro, para que la justicia triunfe ante una situación tan atroz, se precisa una España plural (versión PSC) o un Estado plurinacional (versión ERC). En cualquier caso, todo debe ser múltiple y variado para que cada cual tenga su acomodo y el nacionalismo también se sienta a gusto sin recibir imposiciones de ningún tipo, según ellos.
Lo que ocurre es que si hay una característica que define con rotundidad al nacionalismo, además de la ceguera, es la hipocresía, porque siempre está dispuesto a pedir para sí, muy especialmente en los ámbitos que no controla, lo que es incapaz de ofrecerle a los demás de su propio ámbito. Anteriormente se ha tomado como ejemplo la religión y se le ha sumado el idioma, facetas inmanentes en el nacionalismo. La pregunta surge de inmediato: ¿Qué clase de cristianismo se practica en Cataluña? Lo más fraterno sería que la palabra de Dios, como los religiosos definen a esas homilías salpicadas de citas evangélicas, fuese transmitida en el idioma del pueblo. Es decir, que se buscase el mayor grado posible de pluralidad para hacerlas más comprensibles y que así fuesen aceptadas. Y ya se ha visto antes que se le niega la opción del idioma a los impropios, al menos en un 94%.
Hoy (12-11-2005) he recalado en una página de Internet que ejemplifica todo lo expuesto anteriormente. Se denomina Església Plural (Iglesia Plural). En portada aparece una fotografía del papa Juan Pablo II (usada a mi entender indebidamente y como un falso mascarón de proa), así como distintos recuadros que remiten a aspectos varios del nacional-catolicismo catalán. También me ha llamado la atención el uso que se hace, en la columna de la izquierda, de uno de los iconos falsificados del nacionalismo: Verdaguer, sobre el que se destaca, exclusivamente, su amor a Cataluña, algo que siempre sería encomiable, pero sobre el que se omite cualquier referencia al amor que el poeta igualmente sentía hacia el resto de España, palabra reflejada en varias ocasiones en su obra. El panegírico acerca del ilustre autor reza del siguiente modo: Verdaguer és un geni de la literatura universal, comparable a Virgili, Dante, Shakespeare o Víctor Hugo. Es decir, un clásico latino, un italiano, un inglés y un francés. Luego para quien elogia a Verdaguer, poeta que en verdad no careció de méritos, no existe ningún autor español que sumarle al panteón de líricos ilustres a los que comparar.
En la página de Església Plural, reitero, Plural, de entrada no es posible alcanzar la pluralidad de leer sus secciones en español. No existe esa opción. O lees en catalán cuanta pluralidad allí se encierra o si tu idioma es el castellano, como el de más de la mitad de la población catalana, se te niega el derecho a relacionarte en tu propio idioma con una de las asociaciones de la Iglesia catalana que se declara plural. Cierto, Església Plural no es una página oficial del Obispado de Barcelona, pero está consentida y apoyada por la Jerarquía. Si se pincha en Qui som (¿Quiénes somos?), puede leerse que se definen a sí mismos como una asociación de cristianos, procedentes de diferentes ámbitos de la Iglesia de Barcelona..., que pretenem una Església més plural i pròxima a les necessitats de les persones de la nostra època. Es decir, para estos cristianos (¿?) pluralistas (¿?) no hay personas en nuestra época, y mucho menos en Cataluña, que necesiten conocimientos o atención religiosa en el idioma castellano.
Pero si se repasa un poco más el Quiénes somos, puede llegar a advertirse alguna que otra frase nacional-imperialista, y no precisamente de corte religioso: Església Plural té la voluntat de col.laborar i rebre col.laboracions de tots els grups, persones i entitats d'arreu de tot l'espai sociocultural català, i esdevenir una eina al servei de totes les esglésies dels Països Catalans (El subrayado es mío). A destacar, finalmente, que desde la primera página de Església Plural es posible acceder a una serie de artículos de prensa, más de la mitad de los cuales fueron publicados por el diario ultra Avuí, que remarcan sobremanera la ya descarada postura nacionalista de esta asociación sedicente en lo cristiano y lo plural e inconsecuente con lo uno y lo otro.
Y es que el nacionalismo es en sí mismo una religión a todos los efectos. Desde el punto de vista de quien lo practica, cualquier actividad de la vida, sea material o espiritual, debe ponerse al servicio de su causa. Como toda ideología totalitaria a ultranza, y el nacionalismo es una de las peores, necesita entrar bajo palio en las iglesias para rodearse de una aureola de virtud que no posee. Lo hizo así el catolicismo franquista, dándole cobertura espiritual al régimen del dictador, y lo hace de un modo similar el catolicismo catalán, que no sólo defiende la nación imaginada por unos cuantos políticos sin escrúpulos, e incluso el imperio de los Països, sino que en más de un monasterio, como Montserrat o Pedralbes, se gestó en la década de los setenta la autocracia política que hoy rige en un territorio, Cataluña, donde la libertad y la democracia se encuentran a buen recaudo. Con un agravante para el catolicismo catalán: su atroz hipocresía. Porque al menos el régimen franquista no presumía de plural.
ACTUALIZACIÓN (13-11-05) : El arzobispo de Barcelona, Lluis Martínez Sistach, ha sido denunciado ante la Prelatura del Nuncio Apostólico en España. La razón que se expone en la denuncia, como informa Minuto Digital, es la homilía del arzobispo en la que en la que pidió "a la Virgen de la Merced que bendiga a nuestras autoridades, en todos los ámbitos y niveles, y también su trabajo, especialmente el que están realizando en la reforma del Estatut"
El denunciante, señor Fortea, recoge en su escrito numerosa documentación, que aporta, y destaca que Lluis Martínez Sistach realizó su homilía cuando ya estaba aprobado el texto del Estatut, en el que pueden observarse, entre otros, tres puntos que Fortea destaca de especial importancia:
1.- La "libre decisión de la mujer al propio cuerpo y a su salud reproductiva sexual" que se vincula al aborto libre.
2.- El "derecho a morir con dignidad" que se vincula con la elección de la muerte o eutanasia.
3.- La escuela laica.
La denuncia ante La Prelatura del Nuncio Apostólico en España requiere la obligatoriedad de traslado al Vaticano, donde será el propio Papa quien decida sobre la misma.
Publicado el 12 de noviembre de 2005
PD: Transcurridos unos 12 años desde que se escribió el presente artículo, aún existe la Web de Esglesia Plural, si bien su contenido aún se ha decantado más hacia el nacional-separatismo.
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