Era un tema que estaba cantado. Desde que iniciamos nuestras colaboraciones en Batiburrillo, bitácora que según nos cuentan se está convirtiendo en uno de los claros referentes blogosféricos del patriotismo liberal español, hemos escrito tantas y tantas veces sobre dos personajes a los que deseamos el más breve de los viajes al centro del universo, al centro de la tierra o al centro de la nada: Josep Piqué y Alberto Ruiz Gallardón. Allí podrían tener un encuentro en la tercera fase con aquél ministro andaluz de la era Aznar que iba presumiendo de talante y de ser más demócrata que nadie, exactamente igual que el enmandilado radical que (des)gobierna lo que queda de nación española.
Por desgracia, la política es un arte que suele estar reñido con la ciencia y con la verdad. Véase el caso presente de España. Ya pueden echar todas las cortinas de humo los psoectarios, los falsos patrioteros (ultras los L, Mi; V y D; traidores a España los Ma, J y S), los rubalcabas y pepiños aferrados a Ferraz, los prisaico-polanquistas y la cohorte de ruidosos mediáticos… que nadie puede refutar lo que sigue. Según las leyes españolas, hasta la fecha, España es una sola, única e incuestionable nación que, en el momento de aprobarse el Estatuto Zapatuto, dejará de serlo pues, el Estatuto certificará el nacimiento de una nueva nación, Cataluña. Desconocemos el destino político del noble Valle de Arán pero, de momento, parece que lo de “nación” les quedará aparcado hasta el próximo peaje que será, según nuestros cálculos entre el 2012 y el 2014.
Por cierto, pregunta para quienes cuestionaban que Zapatero era el impulsor de tan alta traición a la nación española: ¿acaso no ha sido él, personalmente, en secreto, en fin de semana, sin contar con comisiones parlamentarias de ninguna clase, quien ha cerrado el acuerdo estatutario con el señor Arturo Más sin contar con el resto de partidos políticos? ¡Qué bella manera de “consensuar” un Estatuto regional! ¿Se acuerdan de toda la patulea de Enrics, Mariantonias, Carniceros y demás sectarios que han pregonado estos meses que Zapatero no era el responsable máximo del Zapatuto, que la Esquerra y el PSC estaban presionando a Moncloa, etc., etc.? ¿Se acuerdan de cómo insultaban, ladraban, agredían casi a quienes, como Isabel Durán o Caros Dávila defendían en las tertulias radiotelevisivas que Zapatero estaba detrás del Zapatuto? Y ahora ¿qué nos van a contar?
Cuando la realidad es incuestionable; cuando España deja de ser una sola nación legalmente; cuando un ¿traidor? (bueno, realmente nunca fue un patriota, por lo tanto quizás no haya traicionado a nada ni a nadie) como Zapaterensky descuartiza esta noble y antigua nación bimilenaria llamada España, ah, entonces, ¿qué debe hacer el principal partido de la oposición? Bien, a nuestro juicio el PP no tiene más que dos salidas:
- 1. Plantar cara y oponerse por todos los medios a la ruptura nacional: antipatriótica, anticonstitucional y antidemocrática. Es la posición de Acebes, Zaplana o Esperanza Aguirre.
- 2. Adaptarse, aggiorginarse, amaricomplejinarse y ceder en este terreno. Es la posición de Gallardón y Piqué.
Ante una cuestión que no tiene vuelta de hoja (2005, España es una nación indivisible; 2006, España se disgrega en dos naciones), una de dos, o Mariano Rajoy limpia el Partido Popular de quienes no comparten los principios comunes y sustanciales del Partido o estará condenado al fracaso electoral en el 2008. No es el momento de llamarse a engaños, de pluralismos kafkianos, de esquizofrenias bicefálicas. O se está con España o no se está. Y los que no estén, que busquen acomodo en otros partidos, que refunden el centrismo intermedio democrático federal pluralista moderado de la nada o que se retiren de la política. Porque, señores, hay que decirlo cla-ra-men-te: se equivocaron de partido. A no ser que el PP no sea el Partido que nosotros pensábamos que era; es decir, un partido que defiende lo mismo en Almería que en Gerona. ¿No era esto lo que diferenciaba al PP del PSOE?
Autor: Smith
Publicado el 24 de enero de 2006
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