Cuando hablamos de golpes de Estado, no sabemos muy bien por qué, parece como si estuviéramos obligados a pensar en el señor Pavía entrando a caballo en el Congreso o a Tejero, pistola en mano, amedrentando a los "valientes" diputados que, desde luego, no habían nacido para dar su vida por la Patria. Al margen de la más o menos desafortunada frase de Carlos Benet, senador del Partido Popular por Melilla, lo cierto es que existen muchos tipos y formas de golpismo y de subversión de la legalidad constitucional.
Por ejemplo:
1. Celebrar las elecciones bajo un clima de terror y asaltando las sedes de determinados partidos políticos. Véase las elecciones que ganó tramposamente el Frente Popular en febrero de 1936.
2. Aprobar leyes y gobernar desde un punto de vista claramente anticonstitucional. Véanse las iniciativas y medidas ilegales y anticonstitucionales adoptadas por Salvador Allende entre 1970 y 1973.
3. No informar a los electores el partido gobernante del verdadero pensamiento jurídico-político sobre la nación y proceder a transformar subrepticiamente la forma política y constitucional del país. Véanse las cámaras de gas del nacionalsocialismo.
4. Favorecer de manera reiterada a un grupo mediático en detrimento de los demás y crear órganos de represión de la libertad de expresión dirigidos contra los medios de comunicación desafectos al Gobierno. Véase el caso del PRI mejicano durante el siglo pasado.
Hay muchas formas de golpismo y de sacarnos de nuestras casillas.
Autor: Smith
Publicado el 24 de enero de 2006
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