sábado, 10 de febrero de 2018

Inocentes


Herodes mandó matar a todos los niños menores de dos años en Belén y alrededores ante aquella amenaza profética que podía significar el fin de su cruel reinado, y su reemplazo por el futuro rey de Israel. Los cristianos celebramos este día en su memoria. Recordemos a aquellos infantes inocentes que, sin comerlo ni beberlo, fueron exterminados en aras del mantenimiento perpetuo del poder establecido. De hecho, lo hacemos maquinando pequeños engaños que, dirigidos hacia nuestros congéneres, demuestran que nuestra indefensión frente a “maquiavélicos” bromistas se debe a que en el fondo todos continuamos siendo confiados inocentes y por tanto, víctimas potenciales de estrategas en la sombra.


Hoy, como de costumbre, en mi habitual repaso a la prensa, he añadido el pasatiempo lógico de intentar descubrir las humoradas cocinadas para sonrojar nuestra inocencia y poner en evidencia nuestra credulidad sin límites. Tengo que confesar que he tenido grandes dudas en mis intentos por descubrirlas. La verdad y la mentira empiezan a parecerse y confundirse en la información disponible. Tanto, que me cuesta discernir entre trampas para incautos y anuncios verdaderos. La misma noticia de hoy, mañana tendrá más credibilidad. Esperaremos. Por eso no incluiré enlaces documentales hoy en este post. Me daría vergüenza “picar” y que pueda detectarse mi escaso criterio y fundamento. Menos mal que para eso todos contaremos a partir de ahora con la ayuda inestimable de los ministerios de la verdad que nuestros “jefes” políticos pretenden implantar para que nadie nos tome el pelo. Salvo ellos, claro está.

Del engaño a la mentira, del embuste a la traición. Cuestión de grado únicamente. En el país de la “tolerancia”, de la justificación permanente, del auto-perdón y la complacencia en nuestra infinita e innata capacidad de detección y reacción, confiamos todos nosotros, los inocentes, los “pipiolos”. Como confían los indigentes habitantes de cajeros automáticos en que la compasión por su desdicha llegue a importarnos lo más mínimo. Como confiaban aquellos otros inocentes que volaron en pedazos un once de Marzo. Como siguen confiando en la Justicia todas las familias de las víctimas de pesadas bromas de terroristas que emulan a un Herodes exterminador de obstáculos en su carrera hacia la ignominia. Como confía este Gobierno de la hipocresía que pasen inadvertidas sus incongruencias y falacias, confundiendo sistemáticamente a la opinión pública mediante publicidad engañosa prohibida y elaboradas técnicas teatrales estatutarias. Como confían los enemigos de la libertad en que poniendo etiquetas en el idioma del momento, no veamos que se trata de los mismos artículos de siempre, ni reparemos en el precio real a pagar.

Confiamos y vivimos. Vivimos y olvidamos. Y al olvidar, fallamos. 
Ya nadie coloca muñecos. Nosotros somos los muñecos. No es broma.

Autor: Perry
Publicado el 28 de diciembre de 2005

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