jueves, 8 de febrero de 2018

Huguet: Redoble de rebuznos



Decía Aristóteles que en las adversidades sale a la luz la virtud. Como frase complementaria y antagónica a la anterior, que asimismo nos enseña otra parte no menos llamativa de la realidad, el clásico quizá prefirió omitir que ante los reveses surge a menudo el ser despreciable que uno lleva dentro y que con frecuencia constituye el verdadero yo. Josep Huguet, consejero de Comercio de la Generalidad de Cataluña, perteneciente a la Esquerra Republicana -me resisto a asociar la palabra Catalunya a este partido- y por lo tanto de ideología nazi, no sólo ha sido incapaz de rectificar su disparatado comentario en el que comparaba a los catalanes perjudicados en el boicot comercial, por fortuna unos pocos de ellos, con las víctimas del holocausto judío, por desgracia una cifra angustiosamente inmensa, sino que se ha reafirmado en sus declaraciones y las ha justificado a partir de su condición de historiador. Huguet, con su segundo comentario también con el primero, ha demostrado que se puede llegar a ser, a la par, un político nefasto, un pésimo historiador y una mala persona.


Lo que ocurre es que el nacionalismo catalán (igual que cualquier ideología totalitaria), uno de cuyos representantes más astrosos es Huguet, no puede dejar de exhibir su condición victimista a gran escala y a horas 24, ya que es una pose destinada sobre todo a sus propios correligionarios, porque si renunciara a la posición del agraviado que se erige en representante de toda una nación (hay quien está convencido que Cataluña lo es), lo más probable es que perdiese una de las armas más características de toda corriente nazi: la falsedad con la que se envuelve cualquier circunstancia menor para transformarla en un ataque cruel y de ese modo tener derecho a la defensa. Una defensa que el nacionalismo enfatiza, por supuesto, y en la que se dice que cuando todo va tan mal, de ahí que se compare el boicot al cava con el holocausto, no debe ser tan malo probar lo peor. ¿Y en qué consiste ese lo peor para los ciudadanos catalanes que el partido nazi, del nazi Huguet, no tendría reparos en proponerles? Digámoslo en lenguaje blandito: En soltar amarras respecto a España, felonía que ya probó su antecesor Companys y que el sicario Huguet, como historiador con orejeras no menos traidor y al que le hemos visto su verdadero yo, no dudaría en reeditar a las bravas. 

Publicado el 13 de diciembre de 2005

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