jueves, 1 de febrero de 2018

Guerra -no alianza- de civilizaciones

Zapatero, artífice de la Alianza de Civilizaciones, recibe el homenaje del rey de Arabia.

José Luis Rodríguez Zapatero no se entera de la fiesta. Como señala acertadamente Mark Stein en El Diario Exterior estamos obligados a Desenmascarar la Alianza de Civilizaciones. Sus primeras frases en este artículo son: "Tonto de mí. La guerra civil de Eurabia parece haber empezado con algunos años de antelación a mi optimista pronóstico". Y sus últimas: "Theodore Dalrymple concluye un artículo acerca de los terroristas suicida británicos con este crudo resumen de la nueva Europa: El dulce sueño de compatibilidad cultural universal ha sido reemplazado por la pesadilla del conflicto permanente. Lo que suena tremendamente parecido a una nueva Edad Media". Leer estas cosas nos pone los pelos de punta, la verdad.


En España somos muy listos. Vamos por la vida de quijotes y quijanos y así nos va. Potencias del calado de EEUU, GB, Francia y Alemania no saben cómo frenar el terrorismo islámico, pero los españoles, que somos más listos que esos cuatro países juntos, hemos dado con la solución. Se nota que el ponente de la "Alianza de las civilizaciones" no ha hecho más estudios de postgrado -de hecho, creemos que no ha hecho ninguno- que un asesor de tercera del Pentágono.

Hoy, al menos 67 personas han muerto y casi trescientas han resultado heridas tras registrarse tres explosiones en sendos hoteles de lujo de Amán, la capital de Jordania. Como no es un país europeo, pasado mañana ya no nos acordaremos, pero, según las primeras pistas, parece que se trata de una nueva trama de Al Qaeda. ¿Y ahora qué, Zetapé? Sólo hace falta seguir mostrando signos de debilidad y cobardía del estilo Rodríguez para que esta gente se meriende Europa en unos pocos años. Sigamos poniendo todas las trabas al cristianismo y alentando el islamismo; sigamos facilitando la entrada de inmigrantes; sigamos sin promover la natalidad europea; sigamos con las soflamas pacifistas; sigamos con el basurero intelectual para rellenar periódicos; sigamos criticando los valores occidentales... Al paso que vamos no va a hacer falta un Kerensky como paso intermedio entre la civilización occidental y la barbarie musulmana. Cualquier día se presenta como candidato a la presidencia del Gobierno un árabe, probablemente por las listas del PSOE. Ya hubo uno, dicho sea de paso, con un apellido musulmán, aunque no le fue muy bien la experiencia. La verdad es que lo tenía difícil.

La extrema derecha francesa, principalmente el Frente Nacional, ha basado gran parte de su éxito electoral en adornar sus arengas patrióticas con una durísima discursología anti-inmigratoria. Ya anticipamos (vaya por delante, antes de que nos caigan las críticas de siempre), que estamos frontalmente en contra de muchos de los postulados del Frente Nacional: las corrientes racistas del partido, el negacionismo del Holocausto, el intervencionismo socialista, el propalestinismo, el antiamericanismo, el ataque a las multinacionales, el proteccionismo económico... Básicamente el partido que lleva capitaneando Le Pen durante casi treinta años es muy antiliberal y escasamente democrático. Aunque, con enemigos como Le Grand Orient de France, la Grande Loge de France, etc</a>, muchos ciudadanos de a pie seguirán votando lepenismo. Ahora bien, habrá que preguntarse el por qué del enorme éxito electoral de este partido, máxime si tenemos en cuenta que tiene en contra a todo el sistema político francés: partidos, sindicatos, prensa... Asimismo habrá que preguntarse por qué el centro-derecha francés lleva más de un lustro intentando frenar el avance de la extrema derecha asumiendo buena parte de su discurso anti-inmigración, en vez de atacar a Le Pen por otros flancos.

Estamos en una guerra de civilizaciones. Se pongan como se pongan los izquierdistas y los Polankones, Europa no tiene nada que hacer con el mundo musulmán. O pasan trescientos o cuatrocientos años y esta gente aggiorna el discurso religioso o los islamistas no podrán vivir entre nosotros. Por que son incompatibles con la democracia liberal parlamentaria, con las constituciones, con el pluralismo... y punto.

Autor: Smith
Publicado el 9 de noviembre de 2005

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