El siguiente artículo de opinión "El cura irlandés", publicado en diversos medios, me sirve como introducción para expresar una serie de reflexiones personales sobre un tema del que hace tiempo quería escribir algo. Como ciudadano irlandés (al menos en mi condición de invitado) observo estupefacto año tras año las hordas de cachorros del nazi-o-nalismo vasco que acuden en tropel a estas verdes tierras al olor del conflicto en el Ulster.
Me produce un gran dolor contemplar las simpatías de muchos de mis conciudadanos con la causa nazi-o-nalista vasca, a pesar de sentir todos un gran aprecio por España y especialmente por su Costa Blanca. Pero lo que especialmente me produce tristeza y desolación es el apoyo, no solo a la ETA si no a cualquier grupo de corte independentista radical y anti español, del sector católico irlandés. Nada nuevo bajo el sol, curas, terrorismo llámese IRA llámase ETA e independentismo radical y asesino. Cualquiera que haya tenido la oportunidad de visitar el Ulster, uno de los condados más hermosos de la isla, habrá podido comprobar el fanatismo, la desolación y sobre todo el ambiente de violencia que se respira. Indigno e inhumano.
Viajando a través de sus pueblos podemos observar banderas irlandesesas o británicas en casas, farolas y señales según la filiación de la villa correspondiente y lo más llamativo, bordillos decorados con los colores de la enseña de turno. Primera diferencia: ¿se imaginan pueblos en Euskadi adornados con los colores rojo y amarillo?
Recuerdo el extraño ambiente que se respiraba en Portadown, las banderas de Palestina en el barrio católico de Derry con sus torretas de vigilancia y alambradas mientras la porción británica en pleno del pueblo desfilaba en honor a sus caídos en las dos guerras mundiales. Mis ojos han visto un Belfast dividido. Una ciudad moderna, europea, agradable para el viandante y unos barrios grises, oscuros, divididos por el odio. Mi corazón ha visto las marcas de las hogueras, las barricadas y los cócteles molotov en las casas y calles de los barrios unionistas y católicos, donde observé muy a mi pesar murales de apoyo a favor de la ETA y banderas españolas tachadas. Jamás olvidaré Shankill Road y las flores en las esquinas recordando a los asesinados de uno y otro bando. ¿Es esta la solución "a la irlandesa" y el modo de vida a la que aspiran los iluminados nazi-o-nalistas (curas irlandeses incluidos)?
Yo no he visto torretas, alambradas, muros en Euskadi. No he visto el mismo amargor en los ojos de la gente, no, si acaso en los perseguidos y mancillados, pero esos no pueden salir a la calle.
Me rio por fuera y lloro por dentro cuando veo a uno de los cachorros "on Irish tour" portando insignias con la bandera irlandesa. Ilusos. ¿Acaso no han caído en la cuenta de que los irlandeses aspiran a la UNIDAD de todo el territorio mientras ellos defienden la independencia? Una pena.
Autor: John Sherman
Publicado el 6 de enero de 2006
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