sábado, 24 de febrero de 2018

De OPA en OPA


Si nos atenemos a las reglas publicadas por la "Consejería de Educación y Ciencia en Australia y Nueva Zelanda Asesoría Técnica de Canberra" (enlace roto) referentes al juego de la oca parece ser que algunos de los jugadores de esta particular versión, conocida coloquialmente como "El Juego de la OPA", cuando se las prometían felices por alcanzar la meta se han visto atrapados en la casilla del "Pozo" mientras el jugador alemán avanza presto y veloz hacia la casilla final. Muchas casillas, incluida la de la cárcel, quedan en el tablero para concluir el juego. La partida se acerca a su fin y algunos incluso apuntan a un posible cambio de reglas.


Durante semanas se nos ha afirmado por activa y por pasiva que el Gobierno no tiene ningún interés especial en la operación, pero ayer saltaron todas las alarmas en La Moncloa. ¿Qué razones tan importantes se esconden tras la polémica OPA para que el mismísimo inquilino de La Moncloa no delegase en su Ministro de Economía o Industria y contactase él mismo con el consejero delegado de EON? Entre los provocados y los inesperados, demasiados fuegos para apagar se le están acumulando a nuestro particular "bombero-pirómano".

La intervención gubernamental en asuntos de este calado me parece cuanto menos inaceptable desde un punto de vista liberal y perjudicial a todas luces para la marcha de la libre economía. Por otra parte, a nadie debería de sorprender el carácter intervencionista de la administración socialista. De ésta y de cualquiera, pasada, presente y a todas luces futura. Si bien esto no debiera pillar desprevenido a nadie, llamativa o cuanto menos curiosa es la posición del gobierno al respecto. El europeísmo del presidente Rodríguez y su satisfacción por la vuelta a Europa de la mano de Francia y Alemania queda ya relevado, como habitualmente sucede, al plano de lo anecdótico. Tres cuartas partes de lo mismo sucede con el supuesto interés sobrevenido de nuestro presidente no nacionalista español por velar por los intereses nacionales.

Reuniones secretas aparte, antes de la puesta en escena de EON se nos aseguraba hasta la saciedad que la OPA era buena para el consumidor a pesar de la desaparición de un competidor. Ahora con la ficha de EON sobre el tablero se mantendrían, cuanto menos, los actuales niveles de competencia en el sector pues no implicaría la desaparición de ningún operador. El nuevo panorama se presenta interesante y no conviene adelantar acontecimientos. Por una parte es ahora la Comisión Europea la que debe autorizar la OPA al entrar en juego dos países de la UE. Está por ver si el Gobierno ejecutará la "acción de oro" en vías de extinción a propuesta propia.

Veremos que ocurre en las próximas fechas, pero todo hace barruntar que pronto veremos el precio político asociado a la operación si la oferta alemana prospera. Que el propio monclovita bajase al ruedo ayer solo ha dejado de manifiesto que el precio puede ser muy alto.

Autor: John Sherman
Publicado el 22 de febrero de 2006

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