La cobardía es la característica principal de los llamados barones socialistas. Me refiero a esos politicastros corruptamente enquistados desde hace años en sus gobiernos regionales, que ahora se muestran dispuestos a aceptar que el estatuto de Cataluña declare nación a esa región española. También aceptan que el estatuto le dé la potestad a la Generalidad catalana para obligar a que todo bicho viviente conozca la denominada lengua propia, lo que equivale a oficializar el genocidio lingüístico del español, idioma que en la actualidad se encuentra ya en la checa catalana y sometido no a malos tratos, sino directamente a actos delictivos.
¿Qué motiva la decisión de los barones socialistas a tragarse los sapos de la nación catalana y el exterminio del idioma común a todos los españoles? La respuesta viene dada por las palabras del, hasta ayer mismo, uno de los máximos discrepantes de la deriva antiespañola de ZP. Me refiero a Rodríguez Ibarra, quien cobardemente sostuvo durante la reunión del martes que si se le garantiza que el modelo de financiación es generalizable a todas las comunidades, como así ocurrió, para él el debate estaría cerrado, ya que éste es el asunto que más le preocupa en estos momentos.
No hay duda alguna de que los barones desean vivir al día, prefiriendo el pan para hoy y el hambre para mañana con tal de que Zapatero no les tome ojeriza y acabe por eliminarlos de la lista electoral en las siguientes autonómicas. Y esa actitud de los barones, que es justo la contraria a la de cualquier estadista que suela pensar tanto en el presente como en la siguiente generación, caracteriza a unos politiquillos decididamente farsantes. Ya lo decía el clásico: Quien no sabe gobernar es siempre un usurpador, a lo que habría que añadir que quien gobierna con semejante flaqueza, pensando mucho más en sí mismo que en el bienestar del conjunto de los ciudadanos a los que representa, demuestra su condición de sujeto envilecido y a las viles órdenes de un superior: ZP, un fulano al que sus acólitos van descubriendo y tomándole miedo, lo que a su vez indica que el del talante no es más que un tipo cruel y vengativo.
Publicado el 12 de enero de 2006
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