miércoles, 17 de enero de 2018

Otro manipulador de la guerra civil: Antony Beevor


Por muchos archivos que haya visitado, el ignoto Antony Beevor no deja de ser otro ignaro más procedente de las Islas Británicas dedicado al estudio-manipulación de nuestros años más trágicos del Siglo XX. Dice que su último libro, La guerra civil española (Crítica) resulta "totalmente nuevo" respecto al que publicó hace 20 años, ya que se basa en la documentación producida con la nueva bibliografía de los últimos tiempos y sus investigaciones en el archivo de Moscú, abierto hace sólo 12 años, y en los archivos alemanes y suecos.

Con toda esta superinvestigación, lo menos que nos podíamos esperar serían opiniones sensatas, ecuánimes, rigurosas... En fin, lo que correspondería a cualquier historiador objetivo moderno. Pues va a ser que no. Puede que el entrevistador del panfleto neokrausista El País, un tal José Andrés Rojo (no podía apellidarse de otra manera) haya escogido lo que más le ha interesado de la entrevista al ínclito historiador londinense, pero lo cierto es que el mero hecho de afirmar que "La guerra la ganaron los que no tuvieron piedad" es ya más que suficiente como para mantener en cuarentena cualquiera de las opiniones de Anthony Beevor.

 La frase antedicha es para enmarcarla. Vamos a dar tan sólo un dato a éste señorito londinense para ver si se entera; y sin haber visitado archivos por medio mundo. Vamos a ver: si según las fuentes más rigurosas de la Guerra Civil, en ambos bandos se fusiló, asesinó, eliminó, etc. a un número de gente relativamente parecido y el bando perdedor nunca ocupó la totalidad de España -a diferencia del bando ganador-, ¿no será que en la zona republicana se tenía menos piedad que en la nacional? Pero es que, aunque así no lo fuera; supongamos que en los dos bandos se trató con la misma furia e impiedad a los simpatizantes del bando contrario, ¿a qué viene la patraña de que "la guerra la ganaron los que no tuvieron piedad"?

Puede también que el hecho de que la guerra la ganaran "los que no tuvieron piedad" sea algo tan cierto como que los atentados del 11M fueron cometidos por terroristas suicidas. Esta es otra hipótesis nada descartable, ya que PRISA se ha encargado de dar pábulo a ambas patrañas.

Pero sigamos analizando las patrañas del historiador socialista:

- "Los generales rebeldes eran muy arrogantes y daban por sentado que se impondrían sin problemas". Totalmente falso. Los generales sublevados eran perfectamente conocedores de las dificultades del triunfo en toda España. Empezando por el propio Franco, quien, por cierto, fue de los últimos en sumarse a la conspiración.

- P. "¿Cómo pudo entonces durar tanto la guerra?" R. "Por el empecinamiento de los franquistas en no terminar el conflicto cuando pudieron hacerlo, y por la bravura y heroísmo de los soldados republicanos". Mentira y gorda. No hay mentira más repetida en los últimos tiempos que la de que Franco no quería acabar la guerra. Hace falta ser majadero para creerse tal embuste. Por otra parte, no se conocen hechos heroicos del bando republicano similares al Santuario de Santa María de la Cabeza o el Alcázar de Toledo. Pero, aunque los hubiera, la segunda parte de la oración contradice a la primera: ¿En qué quedamos: empecinamiento franquista por no acabar la guerra o resistencia heroica del republicanismo? En el fondo, ni lo uno ni lo otro.

- "Desde la ofensiva que los republicanos realizaron en La Granja a finales de mayo de 1937 pudieron saber que, gracias al petróleo que recibían de los estadounidenses, las tropas franquistas se podían desplazar sin mucha complicación de un lado a otro..." Se echaba en falta una pizca de antiamericanismo. Lo mismo perdieron los soviéticos en España por culpa de algún abuelo de George W. Bush. El País indagará esta pista.

- "Los republicanos intentaron poner orden</a> en sus filas y evitar la barbarie. Los militares rebeldes, en cambio, alentaron el horror. Fueron inmisericordes, y la guerra la ganaron los que no tuvieron piedad." Premio a la concordia nacional Peces-Barba. Los "buenos" y los "malos". ¿Se acuerdan? Por cierto que, los republicanos, no pusieron orden en sus filas en ningún momento.

Al margen de la entrevista que publica el diario El País, el infumable Beevor arremetió también de manera inmisericorde y sin piedad (¿como Franco?) contra otros colegas suyos de profesión: "publicistas revisionistas" que escriben sobre la historia y ofrecen "argumentos que pueden ser manipulados de forma peligrosa". "Utilizan groseras simplificaciones, y algunos escriben que la Guerra Civil comenzó en 1934 y ésto sólo tiene un elemento de verdad". Por lo visto, decir que "la guerra la ganaron los que no tuvieron piedad" no es una "grosera simplificación", pero demostrar con datos en la mano que, desde 1934 la República estaba herida de muerte por la Revolución, sí que es simplificar.

Bueno. Una lección podemos sacar de todo ésto. La guerra, para algunos, no ha terminado. Siguen queriendo ganarla setenta años después desde los archivos y las bibliotecas. Menos mal que son tan rematadamente mediocres estos pseudocuentistas progresistas que sus patrañas se deshacen a la primera de cambio. Que sigan por ahí. Por mucho apoyo mediático que les de Polanco, no venderán ni la cuarta parte de libros que Pío Moa o Ricardo de la Cierva. ¿Por qué? Muy sencillo: porque la verdad sólo tiene un camino.

Autor: Smith
Publicado el 21 de septiembre de 2005

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