miércoles, 17 de enero de 2018

El medio más seguro de mantener la palabra dada es darla con algún criterio

En política, nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir

Contra todo pronóstico, aseguraría que el 30 de septiembre saldrá adelante el nuevo Estatuto catalán. Los de CiU, cuya postura maximalista se encuentra tan alejada de la Constitución, cederán un milímetro en sus pretensiones y el grueso de la bajada de pantalones correrá a cargo de Maragall. Creo que será así porque lo necesitan unos y otros, sobre todo Zapatero, cuya única ideología es ganar tiempo a base de engañifas para que los de la ETA, que se mantienen ojo avizor en el modelo de Estatuto catalán, no le pongan uno o varios muertos sobre la mesa, algo que apresuraría el desprestigio de un presidente que se mantiene en pie sólo gracias al enorme imperio mediático que interesadamente le respalda. 


Zapatero es un político al que no le importa conceder de boquilla cualquier cosa que le pidan. Incluso es de los que anticipan innecesariamente la jugada tramposa y promete gratis lo que nadie le ha reclamado, como cuando aseguró que aceptaría cualquier Estatuto que surgiera del Parlamento catalán. Es así porque nunca ha sido consciente de la deslealtad que encierra el nacionalismo para con España, un nacionalismo que jamás se sentirá satisfecho con nada, ni siquiera con la independencia. Y también es así, porque Zapatero no le concede ningún valor a España ni a sus promesas, que esparce aquí y allá según le convenga. Es el clásico método del pícaro que vive al día y que utiliza como sistema político el tente mientras cobro. Para él no existe un modelo de Estado, ni económico, ni social. La permanencia en el poder y la búsqueda del momento más favorable para unas nuevas elecciones con opción de triunfo son su credo y su guía. 

Lo que ocurre es que hablamos de todo un presidente del gobierno de España y muchos de los afectados por sus ofrecimientos han preferido creerle, por lo menos hasta ahora. Unos, porque dan por hecho que le tienen atrapado por las partes nobles, como es el caso de Carod-Rovira, que aún así desconfía y no cesa de enviarle recados sobre lo que debe o no debe hacerse. Otros, como es el caso del PNV y la ETA, porque se hallan en una situación de estancamiento nacional y ven en Zapatero al tonto útil que despejará el camino a sus pretensiones. Sea como sea, lo cierto es que en la actualidad nos hallamos ante un ZP que él solito se ha metido en dos trampas mortales: 1. Un Estatut que deberá aprobar para que los secesionistas no le retiren su apoyo parlamentario y 2. Un acuerdo con la ETA, a mi juicio ya muy elaborado, que no tiene más remedio que cumplir.

¿Cómo saldrá Zapatero de esas dos trampas mortales en las que su cerebro de mosquito le ha hecho caer? Probablemente con nuevas promesas hacia todos, que dilaten las soluciones, y alguna entrega a cuenta de lo mucho prometido, que lo suyo no anda demasiado alejado, aun a costa de subir los intereses, de renovar las hipotecas que le aferran al cargo. Ya lo dijo Ovidio respecto a los magistrados falsarios: No te importe prometer. ¿Qué daño pueden hacerte las promesas?. Lo que ocurre es que otro clásico, Quevedo, nos dejó una cita destinada a los pícaros como ZP: Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir. Opinión refrendada por el sabio rey Salomón, quien hace casi tres milenios nos dejó esta sentencia que viene al pelo: Nubes de viento que no tienen lluvia es el hombre fanfarrón que no cumple sus promesas.

Publicado el 21 de septiembre de 2005 

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