John Glover Roberts, Jr. (n. 27 de enero de 1955) es el actual Presidente de la Corte Suprema de los Estados Unidos, nombrado así por George W. Bush. Antes de unirse a la Corte Suprema el 29 de septiembrede 2005, Roberts era un juez de la Corte de Apelaciones para el Circuito de Columbia. Antes de ello, ejerció como abogado privado y tuvo cargos en el Departamento de Justicia de los Estados Unidos y en la Oficina del Consejero de la Casa Blanca bajo la administración republicana. Wikipedia |
George W. Bush acaba de nombrar al republicano John Roberts como juez de la Corte Suprema de Justicia de los EEUU. La nominación del hasta ahora magistrado de la Corte de Apelaciones del Distrito de Columbia no debería extrañar a los demócratas, que se han quejado del carácter “conservador” del nuevo titular de la Corte Suprema y parece van a exigir en el Senado que se opte por un juez más “moderado”. Las elecciones las ganó el Partido Republicano, por lo que Bush no va a seleccionar precisamente a un Kerry-boy para el cargo.
Al hilo de esta noticia, hemos podido comprobar la existencia de algunos titulares de tipo michaelmooriano, elaborados por los incansables progresistas universales. Lean éste de Terra, por ejemplo: Bush nomina a ultra-conservador para Corte Suprema de Justicia. Ahí es nada: ultra-conservador. El nuevo juez, no sólo debe ser un conservador tradicional al uso, un retrógrado poco dado a empresas arriesgadas. No. John Roberts es un “ultra” de toda la vida, un energúmeno de la peor estirpe kukusklaniana. ¿Y saben ustedes por qué? Ahorita mismo se lo explicamos: “Roberts se ha pronunciado en el pasado en contra del aborto y a favor de poner límites a la libertad de expresión”. ¡Toma ya! Pues va a resultar que la familia ultra la componemos unos cuantos cientos de millones de personas que, ni comulgamos con el exterminio de los nasciturus, ni aceptamos que se pueda escribir lo que a uno le de la realísima gana, donde y como quiera. Y todo porque entendemos que la Libertad termina donde empieza la de los demás.
Nada importa que, como dijo Bush, John Roberts sea “una persona de grandes credenciales y de la más alta integridad, una persona que va a aplicar fielmente la Constitución y mantener nuestra promesa fundadora de una justicia igualitaria bajo la ley”. Aquí, lo que importa es que este tipo tiene unos principios que van contra el aborto y la zafiedad, como si la Libertad tuviera que estar obligatoriamente asociada al asesinato de embriones y a la ofensa, la calumnia o la difamación pública.
Autor: Smith
Publicado el 20 de julio de 2005
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