domingo, 7 de enero de 2018

Memoria histórica para todos-4: Manuel de Albert Despujol

El nacionalismo catalán acostumbra a presentarnos la guerra civil española del 36-39 como una especie de guerra de España contra Cataluña. Da la impresión de que en esa guerra fratricida nadie en Cataluña hubiese estado de acuerdo con lo que el historiador Ricardo de la Cierva califica como “movimiento cívico-militar”, una calificación con la que uno podrá estar más o menos de acuerdo pero que, sin duda, representa una alternativa no del todo desdeñable para definir al inadecuado “golpe de estado militar contra la legalidad de la República”. Entre otras razones, porque la citada legalidad republicana, es decir, el respeto a la Ley por las más altas instituciones del Estado, desapareció varios meses antes del 18 de julio del 36.

Se imagina alguien que a un GAL generalizado y persistente, auspiciado por el gobierno socialista de González, con cientos y cientos de muertos, toda clase de alborotos, saqueos de iglesias y conventos, cierre arbitrario de periódicos y numerosas huelgas generales y estragos callejeros pudiéramos definirlo como legal. Pues algo así, sólo que mucho peor, era la España que en julio de 1936 y meses anteriores algunos patriotas y gente de orden (como entonces se les definía) quisieron solucionar mediante una digamos... insurrección que, inicialmente, no pretendía más que expulsar al Gobierno que permitía todo aquello. El modelo del levantamiento militar debía ser el de Primo de Rivera, pero la brutal resistencia presentada por la izquierda, suministrando armamento a cualquiera que lo pidiese, convirtió el “movimiento cívico-militar” en una auténtica cuestión de vida o muerte para dos grandes bandos enfrentados. Uno de ellos pretendía una revolución sangrienta, el otro, simplemente, no lo permitió.


Dos bandos cuyos componentes jamás se hallaron definidos por su lugar de nacimiento, sino por su ideología política o su respeto a la libertad y el orden, lo cual hace absurda la definición interesada y falsa del nacionalismo catalán (también del vasco), que habla de una guerra de España contra determinadas “naciones” ibéricas. Hoy, como una prueba más de las muchas posibles, recordamos aquí la figura de un militar y un patriota que consagró su vida a defender los valores en los que creía. Se trata de un militar profesional catalán, es decir, uno de tantos catalanes que se sublevó ante el desorden y el quebrantamiento de la Ley:

Manuel de Albert Despujol. Nació en Barcelona el 6 de enero de 1889 y murió en Santa Olalla (Toledo) el 20 de septiembre de 1936. Al advenir la República  se retiró del Ejército con el grado de comandante de Artillería. El Alzamiento Nacional le sorprendió en Barcelona, de donde logró evadirse y pasar a Italia. Retornó a la España Nacional, presentándose a las autoridades e incorporándose al Ejército del Sur, y tomó parte en las operaciones con la columna Castejón hasta el día de la reconquista del citado pueblo toledano, en cuya acción halló la muerte.

Fuente: Enciclopedia Espasa-Calpe. Edición de 1986. Suplemento 1936-1939

Publicado el 7 de agosto de 2005

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