lunes, 15 de enero de 2018

La ministra prefiere “meaos” murcianos volando en lugar de purines catalanes en mano

Toma nota, ministra: Son tan bonitos como sabrosos y de ellos se aprovecha todo, excepto los purines, que conviene tratar adecuadamente.

La ministra Narbona afirmó en el mes de julio que en la huerta murciana se regaba con aguas fecales. Los agricultores de la región, como es lógico, protestaron de lo lindo y exigieron una rectificación. La ministra no rectificó nada, simplemente matizó, y dijo que cuando “los regadíos no consiguen agua potable, utilizan otro tipo de agua”. El daño ya estaba hecho y además no parecía que de su matización se dedujese precisamente que aludía al agua de colonia.
De aquello nunca más se supo, la Narbona, a la que por aquí se le ha sacado de inmediato un alias que concluye merecidamente en el sufijo “ona”, no sólo ha quedado en la más absoluta impunidad como corresponde a cualquier miembro de este gobierno sectario, sino que se permite el lujo de venir cada dos por tres a chulearse por Murcia.
No hará ni una semana que apareció de nuevo por estos pagos, fue para recibir un homenaje doble, de un lado cenó con los militantes de su partido en Lorca, donde probablemente nadie le recordó que el río Guadalentín, segundo o tercero en importancia de la Región de Murcia y que debe abastecer la huerta lorquina (un término municipal tan grande como medio País Vasco), hace siglos que no lleva una gota de agua, salvo cuando el cielo se desploma en alguna tormenta de otoño.
Un día antes o un día después del homenaje en Lorca, ni lo recuerdo ni importa demasiado, se le tributó otro “merecidísimo” homenaje en una localidad del campo de Cartagena, homenaje al que no acudieron ni la alcaldesa de la ciudad ni ningún otro cargo político de relevancia en esta región.
Cierto es que el cauce seco del citado río, llamado Sangonera en alguno de sus tramos, no es imputable retroactivamente a la nefasta ministra, faltaría más, pero sí el hecho de que no tuviese la dignidad de dimitir justo en el momento en el que su jefe, el mandilón ZP, le encargó que liquidara el “asuntillo” del Ebro para contentar al santo Carod. Cierto es, también, que la sequía endémica de las tierras cartageneras, la Cartago Spartaria de los romanos, viene de lejos y ni siquiera recordándose de los ancestros de esta señora podemos involucrar a nadie, pero no es menos cierto que la única desalinizadora de la zona, la de San Pedro del Pinatar, además de ser un encargo del gobierno del señor Aznar, como complemento al PHN, fue inaugurada antes de tiempo por doña Cristina al objeto de acallar algunas críticas. Y encima abastece, sobre todo, el sur de Alicante. Eso sí, la contaminación y las salmueras se quedan en la costa murciana, donde ella recibió el homenaje.
De todo lo cual se deduce que el socialista murciano es, ante todo, un socialista zopenco y sectario, porque una cosa es callarse la boca y no protestar para no sacarle los colores a los altos cargos de la Secta de sus amores y otra, radicalmente estúpida, consiste en tributarle homenajes a esta tipa Narbona. Vamos, puro recochineo.
La Vanguardia de Barcelona nos ofrece hoy una noticia que guarda estrecha relación con todo lo anterior: El “Tribunal de Justicia Europeo condena al gobierno catalán por la contaminación de los acuíferos del Baix Ter por un exceso de purines”. La demanda corresponde al año 2000, cuando gobernaba CiU, pero ello no obsta para que en un caso tan serio, como el que ahora se ha probado y condenado, la ministra de Medio Ambiente deba dar la cara e interesarse en el asunto. ¿Ha dicho algo esta tipa? No, que se sepa. Y debería decirlo porque las cuencas hidrográficas son competencia del Estado (incluso las que están transferidas al no abarcar más de una comunidad autónoma), que es donde la dejadez del gobierno nacionalista anterior permitió que se contaminase.
Es incuestionable que lo suyo, lo de la tipa Narbona, son “meaos” murcianos volando en lugar de purines catalanes en mano. El color político del gobierno regional determina sin duda las manifestaciones o los silencios de esta señora. ¿Cómo se llama eso? Sectarismo, evidentemente se llama sectarismo, que es la condición más sobresaliente, junto a la torpeza y la desidia, de este gobierno socialista que padecemos.
Artículo revisado, insertado inicialmente el 10 de septiembre de 2005 en Batiburrillo de RedLiberal

PD: Este artículo viene a cuento refrescarlo ahora, transcurridos 10 años, porque supone un ejemplo claro, y doble, del habitual sectarismo de la izquierda, donde una ministra de infausto recuerdo en la Región de Murcia trató de sacarle los colores a los agricultores murcianos mientras que, con una razón de peso real para interesarse, miró para otro lado y prefirió ignorar lo que sucedía en Cataluña. Y este tipo de ejemplos de sectarismo y arbitrariedad, sobre los que sería posible citar unos cuantos centenares, hacen que sienta una lógica inquietud ante la posibilidad de un Gobierno formado por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, que por más que ahora declaren lo contrario no dudarán en aliarse para asaltar a cualquier precio el poder. La única duda es saber cuál de los dos mandará de verdad en el Gobierno o si se repartirán los ministerios al 50% y los convertirán en departamentos estancos, es decir, sin que una mitad del Consejo de Ministros pueda decidir, y ni siquiera opinar, sobre lo que hace la otra mitad. ¡Que Dios nos pille confesados si al final se arrejuntan los déspotas! 

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