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Ciclón tropical Katrina, categoría 5 |
Algunos pretendieron convertir las últimas elecciones norteamericanas en una especie de cruzada contra Bush. Al Presidente de los EEUU se le culpaba desde la imprevisión en los ataques yihadistas del 11-S hasta embarcar a los estadounidenses en guerras innecesarias como las de Afganistán e Irak. Bien; lo cierto es que, al final, la administración Bush fue respaldada por una gran mayoría de norteamericanos, como ningún otro equipo de Gobierno lo había sido antes. Y la europrogresía y los michaelmoorianos tuvieron que esfumarse por una temporada de las plataformas mediáticas que daban cobijo a sus mezquindades.
Ha tenido que hacer su aparición el huracán más devastador del que se haya tenido noticia en los EEUU para que toda la familia antirrepublicana de allí y de aquí haya hecho singular aparición con su habitual colección de engañuflas, patrañas y medias verdades para avivar el odio contra George W. Bush. En realidad, la explotación de situaciones catastróficas en aras a la consecución de réditos políticos y electorales empieza a ser ya norma de la casa. De la casa común de la izquierda, claro es. Y si no, que se lo digan a José María Aznar.
Empezaron hablando de imprevisión por parte de la Administración norteamericana, cuando nosotros, desde España, veníamos siendo informados del avance del Huracán Katrina desde bastantes jornadas anteriores de su llegada a Florida. Por lo cual, se nos antoja bastante demagógica esta acusación. Luego ha sido la tardanza en aparecer la Guardia Nacional por Nueva Orleans. Ya saben, a Bush, que está un poquito gagá, le cuesta dar órdenes. Aquí nadie analiza si la respuesta a una desgracia de esta escala requiere o no un cierto tiempo antes de mandar sin ton ni son estructura logística y militar a Nueva Orleáns. Unido a esta acusación de lentitud en socorrer a los ciudadanos de la ciudad inundada, las lumbreras anti-neocon se han dedicado a propalar el infundio de que tal tardanza obedecía a que la población afectada era mayoritariamente negra y pobre. Imagínense la situación en la Casa Blanca. Bush conversando con sus asesores: - por favor, me digan la renta media de Nueva Orleáns y la distribución racial de la población para ver si mandamos víveres o dejamos que se vayan pudriendo los sureños.
En fin... Por último, algunos empiezan a hilar muy fino y la culpa de las inundaciones de Nueva Orleáns ya no son tanto de Katrina como de la War on Terror montada por los neocon. Estos think tankers, con Bush y las tres erres (Rice, Rove, Rumsfeld) a la cabeza han malgastado el presupuesto de los americanos en guerras estériles en vez de apuntalar y renovar los diques de Nueva Orleáns. Situación: Casa Blanca; Bush conversando con sus asesores en el 2004: por favor, me digan qué partidas del presupuesto se ven afectadas por nuestra costosa presencia en Irak. – Presidente, se han retirado los fondos destinados a la renovación y mantenimiento de los diques de Nueva Orleáns. – Vale, no se preocupen, allí solo viven pobres y gentes de color.
Este y no otro es el punto de indignidad moral al que las cabezas pensantes de la izquierda norteamericana y europea están llegando. También puede ser que, además de fumadores y alcohólicos, tampoco somos de izquierdas por otras razones. No nos gusta regodearnos en catástrofes naturales ni en demagogias baratas.
Llegó Katrina y arrasó con todo. Es el momento de la solidaridad con Norteamérica y muy especialmente con los estados afectados. En anteriores ocasiones, como en la del tsunami en Asia, fueron los EEUU los primeros en acudir a ayudar a los países afectados. Los propios dirigentes comunistas Fidel Castro y Hugo Chávez han puesto a disposición de los EEUU una importante ayuda que todavía desconocemos si la administración Bush la aceptará. Pero, por lo menos, han demostrado que, a pesar de sus disparatados regímenes, mantienen un mínimo de dignidad moral. Dignidad moral de la que carecen determinados buitres obsesionados con acabar con Bush y a los que la reconstrucción de Nueva Orleans y Louisiana les importa un carajo. No han digerido todavía la aplastante derrota electoral del año pasado y se nota. Y mucho.
Autor: Smith
Publicado el 5 de septiembre de 2005
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