La mayoría de los diarios coinciden en un mismo titular tras la visita de Rajoy a Zapatero: No sé para qué me ha llamado. Ni lo sabe usted, señor Rajoy, ni lo sabe ZP, quien seguramente tomó la decisión de reunirse con usted porque alguien le dijo que era bueno hacerse una foto de vez en cuando con el jefe de la Oposición. Así aparentaba talante.Y es que este hombre, el mismo que las malas lenguas aseguran que preside el gobierno de la Nación española, funciona (es un decir) y se mueve (es otro decir) a impulsos programados por una caterva de vividores que sólo piensan en su propia nómina y que, al conocer de sobras lo poco que puede dar de sí el personaje, no tienen más remedio que decirle algo semejante: Tú hazte la foto con Rajoy y el resto es cosa nuestra.
Naturalmente, para que no todo sea la escena de la entrada al palacio de La Moncloa, lo más lógico es que le hayan pedido a ZP que entretenga todo lo posible a su invitado. Pensemos que la propaganda destinada a los consumidores de este socialismo cerril y hueco, cargado de gas pestilente como un globo de feria, no tiene más remedio que intentar vender un contenido que no existe, de modo que cuanto más grande sea el globo, en este caso dos horas y media de globo, mejor se verá en la distancia y mayor impacto causará entre la clase somnolienta que les vota sin cuestionarse nada.
Insisto en ello: Quienes asesoran a ZP no desconocen que los globos del mandamás socialista nunca serán piñatas que contengan relleno ideológico o planes de Estado, eso sería así de encontrarnos con un presidente capaz y con iniciativa para algo más que para abolir las leyes de su antecesor, que juraría no es el caso ni de lejos. Pero incluso sus vacíos e inoperancias hay que adornarlas como sea, luego esa es la razón para que los dos políticos hayan permanecido reunidos tanto rato. Ya se encargará la prensa adicta de transformar el largo tiempo invertido como si se hubiera utilizado para elaborar grandes planes o acuerdos de Estado, ¡qué digo de Estado!, de alianza de civilizaciones.
Y si no es posible lo anterior, es decir, endosarnos como algo provechoso la tomadura de pelo de este embaucador de tercera, la culpa deberá hacerse recaer en la parte que no acepte el humo como solución política. De modo que, ojo al dato, sobre todo debe aparentarse que a Rajoy se le ha formulado una muy aceptable oferta. Algo así es lo que ha venido a decirnos la Vicepresidenta. Sí, sí, toda una propuesta que consiste en... pásmense: Un marco estable y regular de diálogo. Me pregunto, como es muy probable que se lo pregunte Rajoy, ¿qué clase de propuesta es ésa cuyo único objetivo es instituir la condición de charlatanes crónicos entre los dos principales políticos de la Nación o sus respectivos partidos? ¿Se querrá constituir a estas alturas un remedo de las desastrosas mesas de Ajuriaenea y de Madrid, donde todo fue una miserable pérdida de tiempo de la que únicamente se beneficiaron los nacionalistas? ¿Se querrá engatusar durante lo que quede de legislatura al principal partido de la Oposición para que permanezca inerte? Yo me reúno contigo cada dos a tres meses, mantenemos conversaciones bizantinas sobre el sexo de los ángeles y tú, mientras tanto, eres buen chico y no protestas demasiado a causa de mis fechorías políticas y mi bajada de pantalones ante los secesionistas. ¿Vale?
A mi modesto entender, el citado marco estable y regular de diálogo no es más que un envoltorio que, del mismo modo que un saco vacío, es imposible que se tenga en pie si no va acompañado de ofertas bien definidas. En el caso de Rajoy, exigiría por escrito lo que sea y después ya veremos. Y aun así, también caradura ella, la Voge insiste en una idea que quizá sea la que prevalezca gracias a la numerosa prensa adicta: "el diálogo entre ambos políticos se establecería si Rajoy da una respuesta concreta a una oferta concreta, que no la ha dado".
Lo ven, Zapatero ofrece concreción (hay que tener la cara como el cemento para afirmar algo así a partir de la frase marco estable y regular de diálogo) y el representante popular (tan negativo como siempre), se inhibe a la hora de aceptar la magnífica propuesta. ¿A qué les suena todo? A propaganda, puritita propaganda de un fulano incapaz y sectario que, a su vez, se halla rodeado de perfectos charlatanes de feria y vendedores de globos rellenos de aire viciado. Menos mal que siempre nos quedará la versión de Rajoy, que ha resumido la reunión diciendo que seguía 'sin saber para qué' se le había convocado, más allá de informarle de la 'necesidad de seguir dialogando' y que salía 'tan preocupado como había entrado'. Ahora comprendo porqué Zapatero, cuando agarrado a una pancarta se dedicaba a la oposición desestabilizadora, no fue recibido en muchos meses por el entonces presidente Aznar. Se ve que don José María (pocas veces he escrito tan a gusto un don) tenía bien calado al tipo de la piñata vacía y engañosa, de ahí que no desease en absoluto perder el tiempo con él.
Publicado el 5 de septiembre de 2005
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