"Estatut": Consumatum est

Los dos principales impulsores del nuevo Estatuto-Constitución de Cataluña. Ambos pasaron en su día (2005) por moderados. Para ambos, a consecuencia de su radicalidad en aumento, la Historia les ha destinado hoy (2018) al vertedero de la política.

Mediaba ya el programa 59 segundos de esta semana que conduce (y reconduce) Mamen Mendizábal, cuando antes de una pausa pedía a todos los intervinientes una breve opinión sobre lo que iba a pasar con el "Estatut". Vamos, que si salía o no adelante. De todas las respuestas, una sola me llamó especialmente la atención; era la del director de los servicios informativos de la Cadena COPE y colaborador de Libertad Digital, Ignacio Villa: "En la Comunidad del tres por ciento se llegará a un acuerdo sobre el Estatuto". La frase era sencillamente demoledora.

Ese día muy pocos analistas apostaban por la aprobación del "Estatut" de Cataluña, pero Ignacio Villa lo tenía muy claro. Todo es un puro teatro del que nadie quiere/puede quedar descolgado. Y mucho menos CiU, que ha mandado y gobernado en aquella región durante casi tres décadas. Además, con la cantidad de corrupción que se ha tapado en los últimos tiempos, quedando completamente desprestigiada la clase política catalana, ¿cómo no iba a llegarse a un acuerdo sobre algo en lo que todos -salvo el PP- están de acuerdo: o sea, hacer un "Estatut" nuevo con muchas más competencias y el regalito de considerar a Cataluña como una "nación"? Esto del desprestigio de los políticos catalanes molesta mucho a gente del establishment, como el ínclito plasta Enric Sopena, un sectario de tomo y lomo y que en aquel mismo programa se quejaba de que Ignacio Villa tuviera tal "desconsideración" hacia los Arturmases y Carodetxes, por denunciar el reparto del 3 por ciento y de lo que haga falta.

En fin. El caso es que, consumatum est. Ya tenemos nuevo "Estatut".

Por una parte, el PSC cede a algunas peticiones económicas de CiU. La Generalidad tendrá capacidad de intervención en la fijación de los tipos impositivos, las exenciones, reducciones y bonificaciones sobre la base imponible y las deducciones sobre la cuota. La Generalitat será la encargada de recaudar y gestionar todos los impuestos propios y del Estado que se pagan en Cataluña. Además se consagra entre los principios del sistema de financiación la relación de bilateralidad entre la Generalitat y el Estado, ya que se establece que el desarrollo del modelo corresponde a la Comisión Mixta de Asuntos Económicos y Fiscales Estado-Generalitat.

Por otro lado CiU cede a su tradición democristiana y se acuerda la laicidad de la educación. En las escuelas públicas se podrá impartir formación religiosa, si bien se garantiza que la enseñanza en ellas será laica: "Los padres y madres tienen garantizado el derecho que les asiste para que sus hijos e hijas reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus convicciones en las escuelas de titularidad pública, en las cuales la enseñanza es laica".

Al margen de todas estas cuestiones, lo que va a quedar claro es que:

1. El "Estatut" se carga la nación española, porque es un imposible teórico y práctico la existencia de una nación de naciones.

2. El "Estatut" consagra el federalismo asimétrico, porque consagra la desigualdad de derechos intercomunitarios.

3. El "Estatut" se carga la transición española, porque liquida el consenso que al iniciarse el reinado de Juan Carlos I fundó las bases del actual funcionamiento del sistema.

4. El "Estatut" confirma el provincianismo catalán, al potenciar la creencia de que Cataluña es diferente a las demás regiones.

5. El "Estatut" acelera el proceso separatista de Cataluña, al suponer un paso importante en esa dirección sin que, como contrapartida, los nacionalistas hayan renunciado a nada.

Todas éstas y muchas cosas más suponen la aprobación del actual "Estatut". Un "Estatut" que tan sólo hace un par de años era impensable. Pero ya sabemos lo que ha pasado desde entonces, ¿no?

Autor: Smith

Publicado el 30 de septiembre de 2005