Esta mañana hemos podido intervenir unos minutitos en el turno de los oyentes programa Protagonistas, que dirige Jaume Sagalés los fines de semana en Punto Radio. El hilo argumental básico de nuestra exposición ha sido el siguiente: 1) No a un Estatuto que descuartiza España en varias naciones; 2) Si el Valle de Arán es una nación, en España hay 217 naciones; 3) Zapatero no ha estado a la altura de las circunstancias; 4) La Esquerra, ni aún separada de España Cataluña, nos hará ningún favor (véase caso de la intervención en Melilla de este verano para demandar al Gobierno que reconozca que España usó el gas mostaza en la Guerra del Rif; y 5) No dar nada a los secesionistas sin nada a cambio (renuncias programáticas, etc.).
Lo cierto es que el asunto del Estatut se quiere maquillar ahora desde todas las terminales zapateriles, socialistas o prisaicas. Pero ya es tarde; muy tarde. El maquillaje ya no sirve. El PSOE la ha cagado, y perdónnenos la expresión, pero es que es así. Rajoy ha estado hoy fenomenal y lo ha dejado bien claro. Ha pedido (inútilmente) a Zapatero "un poco de patriotismo y de responsabilidad". "Es lo mínimo que cabe exigir a quien ha jurado la Constitución", dijo. Tras asegurar que el texto catalán "no se puede maquillar", subrayó que éste "juega con cosas muy importantes que están en el alma y en el sentir de muchísimos millones de españoles". "Zapatero juega con cosas muy importantes, como la nación. La nación de Zapatero, según nos dijo, es la libertad, la mía es España. Mi nación es España".
En los 27 años de democracia, el mejor líder liberal-conservador en la oposición que hemos tenido ha sido Mariano Rajoy. No es perfecto, pero se le nota mucho más desenvuelto que Fraga o Aznar en esta faceta. Una vez más, Mariano ha dado con la clave. El maquillaje es para tapar lo que se puede tapar, pero no para convertir a Sara Montiel en Mar Saura.
Autor: Smith
Publicado el 8 de octubre de 2005
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