Franco-Alemán inserta en su bitácora, Barcepundit, una llamada de atención sobre el Huracán Vince. Nuestro eficiente y admirado amigo incluye una foto del canal infrarrojo del Meteosat, donde se observa que el día 9 de octubre, a las 19.45 UTC (hora oficial de España + 2), se situaba en lo que se conoce como antesala de los ciclones retrógrados (de trayectoria opuesta a la habitual) antes de su entrada en Europa. Para quien no conozca la escala de colores del MET-8, digamos que el rojo representa la zona más fría de la imagen tomada, de entre las áreas que se distinguen en esa foto, y el azul la más calida. Las zonas frías, a su vez, nos indican que existen formaciones convecticas; es decir, presencia de grandes cúmulos o cúmulonimbos, nubosidad que casi siempre origina aguaceros o chubascos intensos, casi nunca beneficiosos salvo en zonas de alta montaña y algunas cabeceras de los ríos.
No sería la primera vez que un ciclón tropical, que es como de verdad se llama eso que una traducción no del todo correcta del inglés denomina huracán, entra en nuestra península y la cruza. A pesar de que ese ciclón acostumbra a seguir la corriente cálida del Golfo para aprovechar la temperatura favorable del mar, lo que ocurre es que en nuestras latitudes va perdiendo fuerza gradualmente. Se va enfriando, que es como podríamos denominar en lenguaje llano al efecto de entropía entre la temperatura cálida del mar que el ciclón tiene como base y la mucho más fría de las capas altas de la atmósfera que lo coronan.
Este tipo de perturbaciones meteorológicas acostumbran a evolucionar de ciclón a tormenta tropical, que es el estado en el que se encuentra ahora, con vientos huracanados (más de 100 Km/h) pero en ningún caso de categoría 3 al 5, como los que recientemente han afectado a EE.UU. Y de tormenta tropical, según se acerca al continente europeo, pasa a ser una borrasca profunda que avanza a gran velocidad tierra adentro y tiene poco radio de acción, lo que origina menores perjuicios (lo peor de todo es la persistencia de este tipo de perturbaciones en un determinado lugar) y éstos se muestran mucho más localizados.
Lo normal, por otra parte, es que antes de acometer el paso del continente europeo (obligación ineludible si consideramos la circulación general de la Atmósfera, de oeste a este) se estanque algún tiempo en una región subtropical propicia (como pueda ser el triángulo Azores, Madeira, Península Ibérica o incluso ante las costas de Lisboa) y allí pierda buena parte de su gradiente bárico, es decir, aumente la presión atmosférica, se empareje en parte con la de su entorno y por lo tanto pierdan fuerza los vientos ocasionados por ese enorme gradiente ciclónico, pues no olvidemos que el fuerte viento de los ciclones y borrascas, tan destructivos, están originados por la diferencia de presión extrema entre dos puntos relativamente cercanos.
En pocas palabras, un ex-ciclón tropical que haya incidido sobre Europa nunca ha pasado de ser más dañino que muchas borrascas profundas situadas entre el Golfo de Vizcaya y las Islas Británicas, que originan verdaderas galernas en el Cantábrico, y además con mucho menor radio de acción. Me extrañaría que Vince, que pasará de un Atlántico aún cálido a un continente donde la tierra comienza ya a enfriarse, tuviese otro comportamiento al ya conocido para los de su especie en nuestras latitudes; simplemente, porque aquí no encuentra una atmósfera propicia, literalmente hablando. Creo que si hubiese algún riesgo estimable para España a causa de Vince, el Instituto Nacional de Meteorología (sí, ese eficiente organismo que pretende desguazar este Gobierno para contentar a sus "fideles") ya habría alertado de ello a las autoridades.
Publicado el 10 de octubre de 2005
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