Está claro que el socialista Bono siempre le ha caído en gracia al rey Juan Carlos. |
Ya estoy por aquí. Debido a determinados compromisos profesionales, no del todo desaparecidos pero sí atenuados, he pasado algunos días alejado de los artículos en Batiburrillo, que menudo "mono" despierta no escribir como acostumbro. Apenas algún que otro comentario en los temas que ha insertado mi compañero Smith, por mi parte en plan francotirador visto y no visto, es cuanto ha dado de sí en las últimas jornadas mi contribución a esta bitácora. Bien, pero finalmente aquí estoy, con el mismo espíritu "perrillero" de siempre y dispuesto a morir antes de ser muerto, que como todo el mundo sabe es la filosofía antagónica de la que practica ese ministro pacifista de Defensa que nos ha caído en suerte. Sí, ese ministro que reía a carcajada limpia, en el desfile del pasado día 12, las gracietas del monarca y de ZP. Un ZP que no dejó de "sobar" cuanto pudo a nuestro Jefe de Estado, al que le daba golpecitos en el brazo como si fuesen amigotes de farras.
Sí, ese desfile en el que hubo tantas banderas españolas engalanando la Castellana como ideas patrióticas hay en la mente del jefe del Gobierno: Cero Zapatero. Que para ver alguna bandera de España en los aledaños de la parada militar, tribuna de autoridades incluida, hubo que fijarse en las que llevaban a título particular los ciudadanos que aún aman a nuestra nación y se enorgullecen de sus símbolos. Sí, esos ciudadanos que portaban algún banderín y que, de acuerdo con el espíritu imperante en el gobierno socialista, se les hizo pasar por un grupo de radicales llamados a la clandestinidad o a ser disueltos por las brigadas antidisturbios. Y todo ello en el día de nuestra fiesta nacional, nada menos. Y nada menos que en Madrid, donde se supone que aún hay cierto espíritu patriótico que no le hace ascos a nuestras enseñas.
Y el monarca, divertido como nunca, contándole chistecitos a ZP y Bono, a cuento de no se sabe qué. Como si hubiesen estado contentos de habernos ofrecido a todos el bochornoso espectáculo mediante el cual quedaba inaugurada "Expaña" y del que, visto el resultado, hubo la necesidad de celebrarlo improvisado un jolgorio al concluir el desfile, ¡rediez! De ZP podría entenderlo, incluso de Bono, que acostumbra a jugar a los 36 números de la ruleta con tal de hacerse algún día con la Banca. Pero... ¿y el Rey?, ¿a qué juega exhibiendo su refocilado rostro ante unos militares que apenas contemplaron su propia enseña al desfilar?
Y mientras hay quien prefiere no asistir al desfile de la fiesta nacional, como por ejemplo Llamazares y los de su especie, o se alegran de que se vigorice el difuminar de la idea de España y de sus símbolos, valga el contrasentido entre ambos verbos -que tiene narices que a ZP se le abuchee desde una de las tribunas de invitados pero no así a Maragall, lo que demuestra que algunos van seleccionando ya al responsable último de la felonía-, el Zapatuto catalán recibirá a no tardar toda una batería de frases alternativas a fin de que Cataluña no pierda la propuesta tetrapartítica de ser convertida en una nación, término innegociable para los secesionistas, y acabe así entrando como tal nación por la puerta trasera de nuestra Carta Magna. Hasta ocho frases de trilero dice ZP que posee para contentar a todos. Claro que no se sabe bien a quién incluye nuestro hombre en ese "todos", porque si juzgamos a partir de sus acciones sectarias de siempre, sectarismos que en año y medio se cuentan por docenas y docenas, es evidente que un "todos" de Zapatero equivale a "cuarto y mitad" de España.
Publicado el 14 de octubre de 2005
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