El problema de los historiadores izquierdistas que han tratado el tema de la República y la Guerra Civil no es otro que el atroz sectarismo que, en realidad, les ha convertido en uno de los mejores instrumentos no ya de la ideología izquierdista, sino de extrema izquierda. Lo más grave es que algunos, como Ian Gibson, van de mal en peor y parecen sufrir un auténtico proceso de talibanización neomarxista.
Ayer mismo, sin ir más lejos, el anti-historiador Ian Gibson justificaba las matanzas de Paracuellos porque "Madrid vivía unos momentos delicados con las tropas fascistas en sus puertas". Al margen de que por muy "delicados" que fueran los momentos por los que atravesaba Madrid en noviembre de 1936 y que no justifican ni un solo ápice las terribles matanzas ordenadas por Santiago Carrillo mediante decenas de sacas que terminaban en el municipio de Paracuellos del Jarama, analicemos una pizca el sintagma "tropas fascistas". Todo un dechado de rigor histórico, ¿no les parece? Lo decimos porque a nosotros no nos suena que el asedio de las tropas nacionales a Madrid en noviembre de 1936 fuera dirigido por ningún Ejército italiano encabezado por cualquiera de los generales, duques o príncipes fascistas que solían comandar las tropas mussolinianas en los años treinta. Bueno, también puede que el general monárquico Varela fuera un agente secreto de la OVRA (policía secreta fascista), pero no nos habíamos enterado.
En fin, la verdad es que esa manida conceptualización de la Batalla de Madrid como escenario de la lucha entre el fascismo y la libertad, tan del gusto de las universidades marxistizadas, es sencillamente infumable. Y, desde luego, no apta para historiadores mínimamente solventes y objetivos.
Es curioso, porque esta ralea de anti-hispanistas británicos socialistas, aunténticos deformadores profesionales de la Historia, todavía pretenden darnos clases de Historia a los propios españoles. Y no sólo eso, sino que, después de varios años en los que Pío Moa se ha convertido en el historiador español que más libros vende, se ha iniciado una soez campaña para desprestigiar al colaborador de libertaddigital.
Recuerden que no hace mucho, otro pésimo anti-historiador, Enrique Moradiellos, subtitulaba uno de sus libelos de la siguiente coletilla: "contra las mentiras de Pío Moa", con la única finalidad de vender la misma cantidad de libros que Moa. La jugada le salió bien, aunque en todo el libro no había una sola refutación de lo escrito por Moa. Fue una jugarreta editorial muy del estilo de los mediocres. Había que vender libros y hacerse famoso a costa de Moa.
Ahora se inicia contra Pío Moa una nueva campaña de desprestigio, pero esta vez de bastante más alcance. Dice Ian Gibson que Reig Tapia está preparando un trabajo muy duro contra Moa. ¡Qué miedo! Asimismo, Gibson no se corta un pelo al llamar "neocon" a Pío Moa, en La Voz de Galicia: "Los revisionistas 'neocon' tergiversan todo, hay que combatir a estos maniqueos". La verdad es que este sujeto, cada día se supera en inmundicia y basura, como podemos comprobar en las siguientes lineas.
1) Por ejemplo, cuando enfrenta a los historiadores "profesionales" con Pío Moa. Pues bien, es que da la casualidad de que por mucho titulito que se tenga de Historia, se puede saber bastante más de la misma siendo licenciado en Exactas, por ejemplo. Sólo hay que cumplir un requisito: tener afán por conocer e investigar. Cuántos estudiantes de Derecho se habrán leído más libros de Historia que licenciados en Historia: miles y miles.
2) Otra perla más es la simplificación que hace de las tesis de Moa: "libros que hablan de que la guerra empezó en el 34, de que había un plan de la izquierda para llevar a cabo un genocidio. Es un mercado que se ve que funciona". Pues mire por donde que el mercado de los infames como Gibson también funciona, porque tienen detrás a casi toda la prensa española, incluido el ABC o La Razón. Y por supuesto El País, La Vanguardia, El Periódico, etc. En cuanto a lo del "genocidio", es una simplificación tan burda que no merece la pena ni comentarlo.
3) El afán porque "se vea a todos los rojos como monstruos espantosos" es una memez de tal calibre que sólo hace falta ver la simplificación que hace el mendaz Gibson llamando a las tropas sublevadas como "fascistas", para darse cuenta que es él quien estereotipa y quiere hacer ver que los nacionales eran unos "monstruos espantosos". No recuerdo una sola línea de Pío Moa tratando al Ejército republicano con el desdén que hace Gibson con el ejército nacional.
4) Terminamos, que nos vamos alargando. Dejamos para el final la frasecita que mejor encaja con Gibson. Es tan repulsiva, tan indigna, tan falsa y tan asquerosa como el propio Gibson: "los desmanes que cometieron los rebeldes, en Badajoz, Sevilla y Granada tuvieron parte de la culpa de lo que ocurrió en Paracuellos". Hace falta ser un personaje tan sumamente asqueroso, tan sumamente repulsivo, tan sumamente odioso para inventarse tal patraña que sólo la vamos a analizar aquí por condescendencia con nuestros queridos lectores.
4.1. Paracuellos es única y exclusiva responsabilidad de: Santiago Carrillo Solares (secretario de Orden Público de Madrid), Manuel Muñoz Martínez (grado 33, alias "Yo, y director general de Seguridad), Angel Galarza Gago (ministro de la Gobernación), Francisco Largo Caballero (Presidente del Gobierno) y Manuel Azaña Díez (Presidente de la República).
4.2. Los "desmanes" de los rebeldes no tienen relación alguna con Paracuellos. No se puede decir que Paracuellos fue una reacción a dichos "desmanes", porque el mismo 18 de julio de 1936, los republicanos empezaron a asesinar en Madrid a religiosos, religiosas, militares, empresarios, derechistas, etc. El mismo 18 de julio. Por lo tanto, las matanzas del 5 de noviembre de 1936 en adelante, no son la reacción de nada. Los presos lo estaban desde hacía mucho tiempo y Carrillo decidió liquidarlos. Punto.
Así es como fue y así se lo hemos contado. Como la veda que se ha abierto contra Pío Moa se sustente en argumentos tan vacíos, tan endebles y tan chuscos como los que expone el anti-hispanista Gibson, don Pío puede estar tranquilo, porque esta campaña redundará en beneficio de él. Nosotros estaremos con él hasta el final.
Autor: Smith
Publicado el 23 de septiembre de 2005
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