jueves, 7 de diciembre de 2017

ZP, en espera del separatismo catalán


No debemos echar las campanas al vuelo porque Rajoy haya escuchado un sí de Zapatero respecto a un posible pacto institucional. La propuesta de los populares que ZP ha aceptado no es más que la creación de una comisión para consensuar las reformas de la Constitución y los estatutos. Aún debe formarse esa comisión y aún, sobre todo, debe llegarse a acuerdos bien dificultosos de alcanzar, sobre todo teniendo en cuenta que el Parlamento de Cataluña elabora un nuevo Estatuto cuyos borradores de trabajo (cada partido ha presentado uno, excepto el PPC) pretenden que se incorporen reformas de todo punto inaceptables para el PP o para cualquiera que se sienta español.

El Congreso de los Diputados sigue de vacaciones a todo tren, sin importar en apariencia el momento de crisis que vive la Nación, pero la Ponencia del nuevo estatuto catalán trabaja a buen ritmo, nada menos que dos sesiones semanales. Pronto veremos que el Plan Ibarreche no es más que un aperitivo de lo que se nos viene encima, como aseguró Carod. Si el Plan de los separatistas vascos ha sido rechazado por ZP, más bien obedece a que no era su Plan, puesto que otros, no imprescindibles para su permanencia en el poder, eran los que dirigían la partitura y se la presentaron como una composición terminada, sin posibilidad de cambiarle una sola nota y con la argucia y el marchamo de acuerdo amable y, paradójicamente, dialogante. Es decir, Zapatero recibió de Ibarreche un frasco entero de su propia medicina demagógica, algo que sin duda le supo a purga y que le obligó a rechazarla amainando la sonrisa.

Ahora se cumple justo un año desde que la Ponencia catalana iniciara su trabajo. En el 2004 ha celebrado 27 sesiones y se han escuchado a representantes de distintos colectivos, desde Comisión Obrera Nacional de Catalunya, que es como se llama en ese territorio a CC.OO, a la Agrupació de Botiguers i Comerciants de Catalunya. Incluso han aceptado como documento de trabajo el estudio de un tal Lluís Jou, referido a un idioma propio que, de atenderse en una mínima parte, haría obligatorio el conocimiento del catalán para cualquier residente en la región. 

Con todo, lo más grave es el punto de partida de la Ponencia, que cuenta con cuatro propuestas para realizar su labor. Si descartamos el anteproyecto de CiU y el de ERC, quienes de un modo u otro conseguirán introducir enmiendas a su favor, y además olvidamos lo que propone Iniciativa, que incide sobre todo en una República Federal, nos queda como principal documento de trabajo el borrador que ha presentado el PSC. El documento del socialismo catalán podría ser perfectamente asumido por Zapatero, pues no olvidemos que aceptó dar su visto bueno al nuevo Estatuto de Cataluña que aprobase el Parlamento catalán.

¿Qué propone el PSC? Mucho y nada bueno. De entrada precisa: Los ciudadanos y ciudadanas de Cataluña afirman su determinación de intervenir en todas las decisiones políticas que afecten a sus derechos y sus intereses. Se declaran titulares del derecho de autogobierno, que les confiere una voluntad nacional expresada repetidamente a través de su historia. Declaran que Cataluña es una nación. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña resolverá en última instancia los procedimientos iniciados en Cataluña. Corresponde a la Generalidad el mando y coordinación de las fuerzas y cuerpos policiales. La Generalidad participa en la actividad normativa de la Unión Europea y las decisiones de las organizaciones internacionales, ya sea de forma directa, ya sea a través de la representación del Estado. En materias de su competencia exclusiva, la Generalidad puede efectuar acuerdos y convenios con otras entidades políticas españolas y otros estados. La Generalidad prestará atención especial a las relaciones con Aragón, el País Valenciano (sic), las Islas (sic), así como con Andorra y las regiones fronterizas del sur de Francia

Para no hacer demasiado farragoso este artículo, digamos que el proyecto del PSC contempla igualmente la asunción de prácticamente cualquier competencia que no sea el Ejército, puesto que en Exteriores pretende tener representación en todos los ámbitos, y además creará su propia Agencia Tributaria para administrar todo impuesto que se genere en Cataluña, con el propósito a medio plazo de implantar un sistema fiscal igual al de las comunidades con régimen foral. En resumidas cuentas, si al proyecto del PSC le sumamos las enmiendas que consigan introducirle los otros grupos nacionalistas, el nuevo Estatuto catalán dejará pálido el Plan Ibarreche. El grupo de ERC, por ejemplo, que no olvidemos es quien permite que Maragall gobierne en Cataluña, comienza su propuesta con el siguiente título: CONSTITUCIÓN DEL ESTADO LIBRE DE CATALUÑA; naturalmente, el título figura solo en catalán

¿Qué puede salir del Parlamento catalán si el partido más moderado, supuestamente el PSC, lo quiere todo, todo y todo? ¿Es Zapatero el político llamado a filtrar con la Constitución española un proyecto nacionalista catalán, tan separatista como el de Ibarreche, a partir de un supuesto pacto con Rajoy? ¡No, tres veces No! Primero, porque ZP no es fiable, como lo demuestra que Valencia y Murcia escucharan sus palabras aquí habrá toda el agua que sea necesaria y en los Presupuestos Generales del Estado para 2005 no se habilita ninguna partida para desaladoras o similares. Segundo, porque ZP ha incumplido ya más de cincuenta promesas cuyo plazo de cumplimiento ha expirado. Tercero, porque nos hayamos ante un político sin el soporte parlamentario suficiente y con el propio enemigo dentro de casa, que corresponde a ese PSC dispuesto a convocar un referéndum de independencia en Cataluña.

Ante dificultades semejantes sólo hay dos alternativas: 1. O convocar nuevas elecciones generales para que el pueblo resuelva sobre los separatismos, que sería lo más decente. 2. O afrontar la situación echándole coraje y poniendo a cada uno en su sitio, sin temor a perder más de una votación en el Congreso. Pero de Zapatero, si debemos medir su estatura política por el coraje que ha derrochado hasta ahora, podría afirmarse con rotundidad que no da la talla. No, no es un tipo de fiar, creo que Zp no ha hecho más que aceptar la ayuda del primo de Zumosol para anular el Plan Ibarreche y ganar algunos meses hasta que lleguen los nacionalistas catalanes, momento en el que probablemente dimita y salga corriendo, o bien delegue en otros, como por ejemplo los miembros del Constitucional. Otra actitud me extrañaría. Y reconozco que jamás he deseado equivocarme tanto como hoy.

Publicado el 16 de enero de 2005

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