jueves, 7 de diciembre de 2017

Un año de vidilla

De los seis personajes, uno o a lo sumo dos quedarían a salvo del Nazionalsocialismo

Según el diario La Razón: PSOE y ERC negocian un acuerdo estable en el Congreso para el año 2005. El hecho de que los socialistas lleguen a pactar con un grupo que aspira a la fragmentación de España, en el que ahora se apoyan endeblemente a cambio de decisiones insolidarias como la eliminación del trasvase del Ebro, constituye una torpeza mayúscula que debería alertarnos con firmeza sobre la condición claudicante de Zapatero y el escaso valor que le concede a nuestra patria. 

Conocidas las nueve condiciones innegociables que Esquerra exige para darles soporte a los socialistas, aún parece más lamentable que quien debe velar por la integridad de la Nación se haya echado en brazos del verdugo que pretende cercenar su cuerpo. Porque ERC, igual que ese conglomerado de separatistas vascos que hay detrás del plan Ibarreche, es un partido guillotina con vocación de mantenerse activo, siempre con la cuchilla afilada, al margen de que haya acuerdo o no en el Congreso.

El hecho de que se fije en un año el período de la posible alianza, cuando lo más lógico sería la legislatura al completo si hubiese interés en darle estabilidad al Ejecutivo, apunta a que ERC se ha fijado esa fecha como tope para que esté concluido, y aprobado, ese nuevo estatuto que diseñará un grupo de partidos que juegan a rivalizar entre ellos en nacionalismo, por no decir en Nazionalsocialismo.

Salvo el PP de Cataluña, que se muestra tibiamente españolista, los demás partidos catalanes se han instalado a sus anchas en la zona cero de ese mundo irreal, muy alejado de la calle, que surgió de unas elecciones autonómicas en las que: 1. CiU debía perder por cansancio de la masa electoral, harta de un partido corrompido tras largos años en el poder. 2. ERC estaba llamada a los altares puesto que nadie criticó el odio y el desequilibrio que encierra su política. 3. Los comunistas-verdes tenían su clientela asegurada conforme a la fidelidad recalcitrante de quienes les votan. 4. El social-nacionalista PSC, con Maragall actuando a modo de hidra de siete cabezas según el barrio donde pronunciase el mitin, debía contar con la última oportunidad para adecentar un territorio sometido a la convulsión pujoliana, caracterizada por el paso corto pero siempre alejándose de España.

Bien, pues el acuerdo que negocian ERC-PSOE lleva como condición primera el respeto escrupuloso y la garantía por escrito de que Zapatero aceptará el Estatuto que la Cámara catalana apruebe. Sólo les ha faltado a los de ERC exigir una fianza bancaria, con equis cientos de millones depositados en un banco extranjero, para concederles a los socialistas un año más de vidilla. Desde luego, como ese pacto llegue a firmarse tal cual exige Carod habrá como para ponerle velas al espíritu del general Pavía. 

Publicado el 13 de enero de 2005

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