Hoy he leído en Desde el exilio, que es uno de los mejores blogs de Red Liberal y lo conduce Luis I. Gómez, un esforzado partidario del liberalismo no exento de patriotismo, la carta que algunos votantes del PP dirigen a Mariano Rajoy. Al principio he pensado en ponerle una nota de apoyo, incluso en confrontación con otras notas que le han llegado ya y que apelan al dolce far niente de los populares, como si más de uno esperara a que ZP se aburriera de la política y se marchase sin más a su casa. Finalmente, en apoyo de Luis y de los que han redactado la mencionada carta a Rajoy, expongo aquí algunas de mis razones para secundar cualquier iniciativa que refresque el rostro del Presidente del único partido que puede considerarse español y algo liberal.
Es preciso, angustiosamente preciso, que el PP convoque manifestaciones en favor de la unidad de España y en contra del alarmante deterioro de la legalidad vigente y la moralidad pública. Si los populares no se atreven aún con las manifestaciones, pues todos en casa tan ricamente y huelga general negociada con la Patronal, que es quien más tiene que perder si se va a hacer puñetas la nación española.
¿Acaso no secundarían esa huelga general el amo de las colonias Puig o el del cava Freixenet? ¿No harían otro tanto infinidad de autónomos y pequeños y medianos empresarios que ven cómo el futuro de sus producciones se pudrirá en una España en la que cualquier región comienza a odiar a sus regiones vecinas?
El PP debe ofrecer alguna demostración de fuerza para no dar mayor sensación de debilidad y evitar así que la coalición nacionalsocialista en el poder deje de envalentonarse y de promover medidas extremistas que tanto afectan al sentido común y a las tradiciones más nobles de nuestra patria, al tiempo que nos convierten a todos en el hazmerreír del mundo. Nada como demostrar las propias fuerzas, evaluándolas inicialmente, como para que el partido en el gobierno medite sobre lo que está haciendo.
Cuando gobernaba el PP y adoptaba acuerdos por mayoría absoluta en el Congreso, a veces con el respaldo, innecesario pero significativo, de otros partidos como CiU y Coalición Canaria, la izquierda y el nacionalismo se echaban a la calle para bloquear las leyes aprobadas y desgastar a Aznar. ¿Qué impide ahora hacer tres cuartos de lo mismo respecto a ZP?
¿Hasta dónde piensa permitir Rajoy que lleguen las fechorías y traiciones de la coalición social-separatista? ¿Qué ha de pasar para que se decida a plantarle cara de verdad a los inculcadores de las libertades y la unidad de España?
Lo de aquí nunca pasa nada no es más que un falso axioma de los pusilánimes, los vagos o los centristas, que son esos sujetos que siempre reivindican la equidistancia con tal de llevarse bien hasta con el lucero del alba. La verdad más absoluta para cualquier patriota que no tenga horchata en las venas es que en España siempre han pasado unas cosas horribles cuando el sectarismo de la izquierda ha llegado al poder y se ha aliado con el separatismo. Quien conozca un poco nuestra Historia, sabrá que es cierto lo que digo. Nunca, repito, nunca actuó la izquierda con honradez y en beneficio del conjunto de la sociedad. Nunca.
González no dependió del separatismo porque contó con mayorías absolutas y finalmente con un Pujol muy venido a menos, y aún así, ¡Dios la que lió con su gobierno envuelto en crímenes de Estado y latrocinio generalizado! ¿Cómo no creer en lo peor si ZP depende para todo de la carroña separatista? Por eso no debemos esperar a que el tiempo cure ese espíritu delincuente que anida en los coaligados que nos mandan, porque la barrabasada política, como el valor al guerrero, se les supone y se les intuye debido su trayectoria perversa de apenas un año.
¿Qué significa ese proyecto del que tanto se oye hablar y que lleva el nombre de Segunda Transición? ¿Transitar hacia dónde, hacia el despeñadero? ¿Es entonces cuando Rajoy a punto ya de despeñarnos por unos estatutos que hablan de naciones dentro de la única Nación, de idiomas obligatorios distintos al español y de derechos de autodeterminación... dará una rueda de prensa a los medios de Polanco para que sus declaraciones, resumidas a dos párrafos, acaben en una página interior y próxima a las necrológicas o a la de contactos?
Dejar pasar el tiempo, con un nacionalismo que utiliza cada día las horas veinticuatro en conspirar sobre la mejor forma de llevar a España mar adentro, es el sistema más eficaz para que el PP acabe en la clandestinidad o en la docena de diputados; superados, eso sí, por otras tres o cuatro formaciones de extrema derecha, cinco de las cuales serán tributarias del social-polanquismo, y nada harán para que la Constitución del 78 no se vea apisonada como esos CDs del topmanta que la Policía destruye tras cada redada.
Por lo tanto es ahora cuando se debe comenzar a actuar de un modo más firme y usando aquellas opciones, como el derecho a manifestarse, que nuestra Carta Magna permite. Lo contrario es esperar a que el actual gobierno y sus cómplices vayan tomando posiciones en todos los ámbitos que aún no controlan, que una legislatura es muy larga para quien actúa de depredador político, y si el PP reserva todas sus baterías (más bien de pólvora en salvas) para el último año del mandato de ZP, corre el riesgo de que los social-separatistas adelanten las generales y pillen a Rajoy con el lirio en la mano. Y manda nísperos, otros cuatro años de política nociva para los intereses de España, si es que para entonces podemos llamarla así.
De modo que no voy a firmar la carta, pero a cambio le envío a Rajoy esta serie de reflexiones que, juraría, definen un sentimiento de impotencia bastante generalizado, al menos en los ámbitos que yo frecuento. Creo que le llegará, porque no es la primera vez que entran a curiosear en Batiburrillo desde servidores ideológicamente próximos al Partido Popular. Si en esta ocasión también entráis, haceros un favor, imprimid el artículo y pasadle una copia al Jefe.
Dedicado a Luis, a quien desde mi exilio interior le envío un fuerte abrazo.
Publicado el 23 de abril de 2005
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios moderados.