viernes, 22 de diciembre de 2017

Odio a finas lonchas, para que dure


Según nos cuenta El Mundo: Conde Pumpido plantea revisar los juicios militares del franquismo. Añade el diario que: No se incluyen los del Frente Popular. Si consideramos que la información del periódico de Pedro J. no es errónea, cabe deducir que el Fiscal General del Estado considera sujetas a derecho las miles de ejecuciones que el bando republicano practicó como consecuencia de las sentencias de los llamados tribunales populares; tribunales que, en multitud de casos, obraron sumariamente o decidieron ejecutar sin juicio previo; tribunales que, con frecuencia, sentenciaron a mano alzada y sin levantar acta alguna de su infamia; tribunales cuyos miembros, en algunos ocasiones, decidieron compatibilizar la toga revolucionaria que juzgaba durante el día y su inclusión en el pelotón nocturno que secuestraba y daba el paseillo (asesinato) a determinados ciudadanos, a menudo por el simple hecho de que éstos fuesen gente acomodada del pueblo (y por lo tanto odiada) o un simple religioso. 


No hay proyecto en el gobierno socialista que no sea ofensivo para la mitad de España o para toda persona decente que considere obligatorio, con independencia de su ideología, que las leyes den el mismo trato a cualquier ciudadano. Resulta que el odiador ZP y sus seguidores en el resentimiento se han destapado ahora con una nueva iniciativa de lo más arbitraria, una iniciativa, repitámoslo, de esas que anulan cualquier razón que pudiera asistirles para reivindicar ciertas injusticias del pasado. No hay duda de que les guía un propósito deshonesto: Destapar a fondo el espíritu guerracivilista y mantenerlo abierto indefinidamente. Piensan obrar así como quien encuentra un buen filón de oro y lo explota entusiasmado, esperando hacerse rico. Intentan actuar de tal modo, diríase, como quien ha recibido el regalo de un pata negra cinco jotas y lo va cortando a finas lonchas, haciéndolo durar todo el tiempo que haga falta, mientras sus papilas se relamen de placer anticipado.

Afirma el clásico que donde la fuerza oprime, la ley se quiebra. No es que Zapatero cuente con excesiva fuerza respecto al Partido Popular, pero como sí dispone del respaldo de los comunistas y los republicanos de Esquerra, ¡ahí es nada si repasamos los años de la II República!, el quebranto de la Ley y el atropello están garantizados hacia los herederos de esa media España que se vio aterrorizada y padeció cientos de asesinatos entre sus filas antes de responder a los actos violentos. Decía Cicerón que los deseos deben obedecer a la razón. Y uno se pregunta, ¿qué razones puede tener este gobierno para arrumbar el espíritu reconciliador del 78 y profanar a los muertos? Algunos pueden creer que les mueve cierto espíritu justiciero para desear revisar las sentencias del franquismo, pero si en realidad fuese así, si mediase el afán de justicia, se revisarían determinados casos, especialmente los más sangrantes, de uno y otro bando.

En resumidas cuentas, sigue en pie el interrogante sobre las razones que motivan a la izquierda para proceder así, ventajas políticas aparte. Y por lo que a mí respecta, tras meditar mínimamente el asunto, se me ocurren una serie de posibles motivos, ninguno de las cuales me atrevo a citar aquí. Todos ellos son de un grado de inmoralidad tan elevado que no soy capaz de reproducirlos. Una vez más se confirma, pues, la sabiduría del refranero popular: Cuando todos los odios salen a la luz, todas las reconciliaciones son falsas.

Publicado el 19 de abril de 2005

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